Algunas ideas de una entrevista reciente a George Soros en The New York Review of Books sobre el futuro de Europa (aquí) (buena parte de la entrevisa se refiere a Rusia y la crisis de Ucrania):
- Europa se rige ahora por una nueva gobernanza, que introdujo la señora Merkel y que nadie puede contradecir.
- La perspectiva de una larga recesión en Europa no ha sido desactivada. Esto puede llevar no a nuevas crisis económicas, sino a crisis políticas, porque todo el que se oponga al sistema vigente será tachado de antieuropeo y condenado al ostracismo.
- La Unión bancaria se ha quedado a mitad de camino, por la imposición alemana. Se han reestablecido los «silos», o sea, las soluciones nacionales a los problemas de los bancos, y se mantienen las «incestuosas» relaciones entre las autoridades nacionales y los gerentes de los bancos.
- Seguimos sin un prestamista de última instancia. La autoridad que debe tomar las decisiones es demasiado complicadas, con demasiados decisores, lo que la hace prácticamente inútil en caso de emergencia.
- En materias de inmigración hay un conflicto insoluble. Los países del Norte ofrecen generoso tratamiento a los que buscan asilo, de modo que todos los que llegan quieren ir a Alemania, pero Alemania no quiere recibir a todos, de modo que obliga a los países del Sur a registrarlos a todos. Y esos países no tienen medios para atender sus avalanchas, lo que ha provocado problemas de xenofobia, anti-inmigración y movimientos políticos populistas. Muchos inmigrantes prefieren seguir como ilegales en el Sur, en espera de poder entrar en los países del Norte.
Se está «forzando» una contradicción. Las matemáticas del sincronismo son para hacer práctica una decisión, pero bajo la prudencia de los directivos. No puede ser al revés. No es que las decisiones deban «ajustarse» a la matemática. La matemática sirve para estudiar la «física» de la producción pero después de la decisión, no al revés. Lo que se puede hacer es el análisis de sensibilidad para apoyar la decisión, pero no para cambiar la decisión porque la matemática asegura que no funcionará. Si no funciona es que lo decidido no es racional. No es económico sino sentimental. Pero eso es dar las riendas al subsistema «sentimiento» que no es el sistema «persona» y termina rebajándolo a sentir y nada más. Reconozco que siempre que me vuelvo sentimental-económico coincido con Soros, pero cuando me vuelvo racional, no logro entenderlo. Debe ser un defecto que siempre me ha acompañado. Gracias por actualizarme. Un saludo cordial.
Efectivamente, eso es parte de lo que piensa Soros, y así lo lleva diciendo mucho tiempo.
Echo en falta alguna opinión al respecto (mi opinión coincide más que difiere con la de Soros).
Un saludo,
Arturo