Escribo hoy en El Periódico un artículo titulado «Lo siento, hace falta otro esfuerzo» (aquí, de pago). Viene a cuento de las cifras del déficit público del año pasado, que presenta una ligera mejoría, pero insuficiente. Mi postura es pesimista; lo siento, porque siempre procuro ser optimista, y empiezo el artículo haciendo un acto de fe optimista, pero no me salen los números.
Los ingresos no van a aumentar mucho, porque el PIB no va a aumentar mucho, y la reforma fiscal que se está planeando parece más dirigida a mejorar la estructura de los impuestos que a aumentar la recaudación. Y el gasto público sigue rígido, porque las medidas de los últimos años han sido coyunturales, no estructurales : no se puede reducir el sueldo de los funcionarios cada año, y no se ha intentado, de verdad, en serio, reducir los muchos gastos innecesarios, o menos necesarios, de nuestras administraciones públicas.
Acabo con una petición de diálogo social. Todos queremos cobrar más y pagar menos, y los números no salen. La culpa siempre es, como siempre, de los otros, claro. Pero los números no salen. Esto no es una tragedia ahora, pero puede serlo dentro de poco, porque el nivel de deuda pública seguirá aumentando , mientras no se modere el déficit público. Por eso titulo mi artículo: «Lo siento, hace falta otro esfuerzo».