El reto de crear empleo

El pasado 2 de abril mi colega del IESE Alfredo Pastor escribió en La Vanguardia un artículo titulado «Arrimando el hombro». Como siempre, muy interesante. ¿Dónde hay que arrimar el hombro? En la tarea de crear empleo para los más de tres millones de parados de 25 a 44 años. «No miremos hacia otro lado, decía Alfredo: si fracasamos en esta tarea, la situación social se hará, y con razón, insoportable«.

Da consejos sobre combinar formación y empleo, y extender el contrato a tiempo parcial. «Los mayores de 25 años no pueden ser solo estudiantes o aprendices», y «a corto plazo (…) no hay trabajo a jornada completa para todos». E insta a la implicación de las empresas, que «son las únicas que pueden acabar de formar al trabajador completando las habilidades adquiridas en la escuela y los hábitos (puntualidad, regularidad, responsabilidad, trabajo en equipo) que han de poseer quienes trabajan en una organización«. Y añade: «la desgracia del paro afecta de modo directo a la empresa, porque tiene que ver con su función social».

Añado una información más. Unos días después, el 5 de abril, el Financial Times publicaba un articulo de Tim Harford titulado «La trampa del paro de larga duración». Su tesis: el parado de larga duración no existe, al menos en la economía norteamericana. No es que no haya parados de larga duración, sino que nadie les presta atención. Cuenta el experimento de un economista que envió casi 5.000 curricula preparados para cumplir los requisitos que se pedían en algunas ofertas de trabajo. Los parados de larga duración eran idénticos a los que habían tenido empleos recientes, pero estos recibieron muchas más propuestas de entrevistas, aunque la experiencia reciente fuese irrelevante para el puesto al que aspiraban. «El paro a largo plazo, concluía Harford, se ha convertido en una trampa». Razón de más para que tomemos en serio la responsabilidad de las empresas, de los trabajadores, de los sindicatos, de los gobiernos y de todos, a las que se refería Alfredo Pastor.