Hoy he dado una sesión en la 20th Annual Global Insolvency and Restructuring Conference, organizada por la International Bar Association en el Colegio de Abogados de Barcelona. He dedicado un tiempo a algunos de los retos del mundo en el largo plazo (¡ahí es nada! Luego dirán que los economistas no hacemos predicciones… ¿o quizás hacemos demasiadas?).
- El crecimiento futuro se verá frenado por la caída de la demografía, sobre todo en los países desarrollados. Según un estudio reciente, la población mundial alcanzará su máximo en 2030.
- Reaparece el pesimismo tecnológico, la idea de que las nuevas tecnologías ya han recogido la «fruta de las ramas bajas» del árbol, y lo que queda ahora va a ser más difícil de conseguir. Me parece que este pronóstico subvalora la capacidad del ser humano.
- No parece haber un problema de recursos naturales, al menos en los próximos años, sobre todo después de las tecnología no convencionales en gas y petróleo.
- La globalización del comercio parece haber llegado a su máximo, sobre todo en los países desarrollados, aunque aún queda mucho que hacer en los emergentes.
- La globalización de las finanzas también ha llegado a su máximo en los países desarrollados. Como, probablemente, continuará en los emergentes, esto sugiere que los desarrollados no van a ser los que dominen en las finanzas mundiales en las próximas décadas.
- La desigualdad de riqueza y de ingresos ha dado lugar a muchos comentarios, algunos sensatos y otros ideológizados. Los aprendizajes en estas cosas son lentos…
- El futuro del empleo no está claro, con un progreso técnico que parece favorecer a algunas profesiones, sobre todo las más cualificadas y otras que no pueden prestar sus servicios a distancia.
- En lo político, vamos a un mundo en tres bloques, Estados Unidos, Europa y China; los dos primeros, sobre todo la segunda, perdiendo fuerza.
- Los riesgos geopolíticos continuarán. No hay un buen sustituto para la «pax americana»,
- En los países emergentes continuará el crecimiento de la clase media.
- China seguirá creciendo, pero a tasas más bajas, como ha pasado con los otros países que han protanizado milagros económicos. China presenta dos caracteres distintivos, que no tienen otros (como India o los latinoamericanos): su crecimiento es autofinanciado, y se basa en una educación de alta calidad.
En otro momento hablaré de Europa.
Por suerte estos retos trascienden a los números. Por ejemplo, la educación exige ciclos de 10, 20 o 30 años para ver los resultados (a veces más). La anualización por correlación no puede, es imposible, mostrar esas realidades. Y eso que, para lo monetario, la realidad es numérica. Sólo las correlaciones contra-co-variantes pueden hacerlo bien. Yo lo muestro para el típico caso económico de oferta-demanda de todo tipo de bienes, a fin de que se vea claro cómo es eso, en mi libro La Constante Universal de la Economía edición impresa en Barcelona, mayo 2014 que ya circula, para los interesados. Pero repito que los retos son más que numéricos, gracias a Dios. Saludos y gracias profesor Argandoña.