Leí tres interesantes cartas dirigidas al Financial Times el pasado día 7 de julio, y quiero recordarlas brevemente. Todas son sobre el título de esta entrada: políticas macroeconómicas a corto plazo vs. a largo plazo, o lo que es bueno ahora puede ser malo dentro de un tiempo.
La primera hace referencia a la fábula de la hormiga y la cigarra. Prestar a la cigarra lleva consigo un relanzamiento del consumo a corto plazo, y un grave problema a largo, porque la cigarra no podrá pagar. Ese es el paradigma keynesiano, dice el autor de la carta, y su imagen podría ser ahora el Fondo Monetario Internacional. La alternativa es el modelo austríaco, representado por el Banco de Pagos Internacionales: prestemos más atención a los fundamentales. Bien ha estado reanimar la demanda a corto, para evitar una grave depresión, pero seguir prestando a las cigarras ahora significa volver a empezar el ciclo del alto endeudamiento, público, si se recurre a la política fiscal, privado, si a la monetaria. «Ambas provocan problemas estructurales -excesivo endeudamiento- en el corto plazo, y siembran la semilla de nuevas crisis financieras en el medio y largo plazo».
La segunda carta recuerda que el desapalancamiento es necesario para que la economía de mercado funcione bien, y es necesario que funcione bien porque es clave en la creación de riqueza. Para que funcione bien es necesario identificar a los inversores eficientes, que tengan proyectos que valga la pena. Y con tipos de interés próximos a cero cualquier inversión es inmediatamente rentable… hasta que el nivel de deuda es excesivo, y descubrimos que había muchos demandantes de fondos que esperaban que otros se hiciesen cargo de sus deudas. «El dinero barato significa malvender los planes a largo plazo de la gente».
Y la tercera recuerda que los riesgos geopolíticos y macroeconómicos no son valorados a la hora de valorar los activos, porque la política de dinero barato los elimina. «Los inversores bailan mientras la música suena [un recuerdo de la famosa frase de Chuck Prince, el CEO de Citigroup, que explica por qué la gran banca norteamericana se metió en operaciones suicidas]. Cuando la música deja de sonar, solo quedan las facturas, que toca pagar a quienes no participaron en la fiesta».
Me ha parecido bueno que recordemos que estamos empezando a recorrer un camino que ya seguimos, atractivo en el corto plazo pero peligroso en el largo. También en España oímos muchas voces pidiendo reanimar el mercado inmobiliario, potenciar el consumo, incentivar la inversión, fomentar el crédito, prescindir de la austeridad, retrasar la reformas… Bien, pero comprobemos que las facturas están extendidas a nombre de los que tienen prisa en participar en el baile, no sea que nos toque pagar la resaca a los demás.
Fácil. Para sincronizar los procesos productivos (bienes y/o servicios, corto) se requiere diseñarlos y conocerlos: hábitos. Para que esa sincronización no falle por mi culpa se requieren virtudes (me conozco y conozco a los demás): largo. Para ello se requiere un feedback efectivo: contra (largo)-co (corto)-variante, pero siempre olvidamos estos cálculos porque son difíciles de entender y realizar. Un gran saludo latinoamerincaico y muchas, muchas gracias por todos los increíbles datos que nos pasa.