Supongo que debe ser para vender, o para llamar la atención. Hay muchas, y son, me parece inevitables. Pero crean confusión. Dos ejemplos.
Uno. «La economía europea va a trompicones, y España gana a Alemania» (leído hace unos días en Bloomberg). Razonamiento: el PIB español ‘puede’ crecer más que el alemán en este trimestre (ni siquiera es seguro que sea así). Todo agregado es la suma de sus partes; por tanto, alguien tiene que crecer más que la media, y otro menos. Me recuerda al comentario de aquel que, al leer que la mayoría de accidentes ferroviarios tenían lugar en el vagón de cola, propuso eliminar el vagón de cola.
Además, esto no es una carrera: el planteamiento de que «somos mejores que los otros», «lo hacemos mejor» y cosas así puede llenar de orgullo (tonto) a nuestros políticos , a nuestros medios de comunicación y a nuestros nacionalistas, pero no tiene sentido. Los suizos crecen poco, y viven como… suizos. No les interesa participar en la «carrera» por crecer más.
Y esto tiene todavía menos sentido en una unión de países, como al Unión Europea o la Unión Monetaria Europea: somos socios para ayudarnos unos a otros y mejorar en conjunto. Ese espíritu competitivo es un obstáculo a la unidad, tan necesaria ahora, por ejemplo, en la mencionada Unión Europea.
Dos. «La bolsa lucha por mantener el índice …», o por «superar los … puntos», o cosas así. La bolsa, o el índice bursátil, no es una persona ni un equipo que pueda tener objetivos colectivos. Es un agregado heterogéneo de valores, que compran o venden gentes diversas por razones diversas. Es verdad que muchos compran o venden el conjunto de valores. el índice, pero no lo hacen para «superar los no-sé-cuántos puntos». Nadie compra plátanos para conseguir que su precio supere un nivel determinado.
De nuevo, se crea una imagen errónea de lo que es el mercado de valores. Los inversores quieren que sus valores suban, pero no plantean esto como una competición; los especuladores, sí, pero no tienen interés en un número determinado; si compraron a 99,90 y el precio ha subido a 99,99 y ven que es buen momento para vender, venderán, y el precio volverá a bajar, y el deseado nivel de 100 no se habrá conseguido, pero… ¿quién lo deseaba? No los que participaban en el mercado, desde luego.
Claro que es más divertido presentar la evolución de las cotizaciones como una competición de saltos: a ver si pasamos el 12.200… La narrativa es importante, pero la vida no es una novela. Y menos la vida de las finanzas.
Querido Antonio,
¿Por qué no distribuyes este atinado blog a los chicos de Merrill Lynch (Pierce, Fenner & Smith)?
A ver si aprenden (sus jefes, claro…). Parece que si no baten records…, volvemos a la necesidad de reimplantar la Ley Glass-Steagall.
¿A quien le interesaba eso? ¿Al bueno de Larry Summers? ¿A Hernry Paulson?
A Goldman Sachs, seguro que no. Tampoco a Blackrock ni a Blackstone.
Claro, a los Rothschild, no.
Por cierto, han sido nombrados asesores del BCE para el programa de compra de ABS…
No aprendemos…
La masonería ha conseguido cretinizar tanto a la izquierda como a la derecha.
Pobre Europa. Que pena da.