Los cambios legislativos han puesto la compliance o cumplimiento normativo en primer plano, en la vida de las empresas. La ley es dura, y lo será cada vez más. Las empresas no pueden descuidar ningún aspecto de su observancia de la ley, porque la responsabilidad las abarca todas, y de forma integrada. Y cae directamente sobre las espaldas de los directivos, que se están quedando sin excusas por las cosas que se hacen mal en sus organizaciones.
¿Es esto el fin de la ética o de la Responsabilidad social (RS)? ¿Para qué necesitamos la ética, si la ley lo pretende abarcar todo, y si nos cubre suficientemente? ¿La compliance hace innecesaria la ética o la RS? No. De hecho, sus objetivos son distintos. La compliance trata de asegurar que los directivos, empleados y proveedores no actúan contra las regulaciones o normas. Los objetivos se fijan fuera de la empresa, por la sociedad, los gobernantes y los jueces, y las empresas los aceptan y tratan de evitar hacer las cosas mal, para no tener problemas. La ética va por otro lado: trata que directivos y empleados actúen siempre de manera responsable, buscando lo mejor para la empresa, los clientes, los colegas y compañeros y la sociedad. Los objetivos los fija la empresa: haz el bien, no solo evita el mal. ¿Qué bien? Cada empresa define el suyo: el de sus clientes, sus proveedores, sus empleados, sus vecinos… Y no hagas el mal, no solo para evitar problemas, sino porque buscas la excelencia.
Por eso la ética se edifica a partir de tres cosas: bienes, normas y virtudes, mientras que la compliance solo se construye sobre las normas. Bienes: ya los he explicado antes, y he dejado su definición y su explicitación a la empresa, a los directivos y a los empleados (y a la sociedad, que los controlará): no es pequeña responsabilidad. Por eso muchas empresas prefieren la compliance a la ética, porque da menos quebraderos de cabeza. ¿Puedo falsear la contabilidad? No, porque se te caerá el pelo, dice el director de compliance. La ética pregunta: ¿qué significa que la contabilidad de mi empresa está llevada con criterios de excelencia? ¡Uf!, pues que me obliga a pensar qué información he de dar a cada parte interesada, qué criterios de valoración son los más adecuados… Claro, muchos prefieren que la ley les diga exactamente lo que hay que hacer.
Normas: las que son objeto de la compliance, claro, pero no solo ellas. Porque hay normas morales, que no están recogidas en los reglamentos: no hagas el mal, no pretendas conseguir el bien con medios malos, o sea, el fin no justifica los medios (y si no te lo crees, analiza las consecuencias de saltarte esa norma)… La ética no excusa del cumplimiento de las normas, externas o internas, pero, primero, añade otras normas (no «obligatorias» bajo penas de multa o cárcel, pero sí necesarias, imprescindibles, para ser una buena empresa o un buen directivo), y matiza las normas legales, porque estas, a veces, son injustas y claramente perjudiciales, no a los intereses económicos de la empresa, sino a su calidad humana. Y esto, claro, da nuevos dolores de cabeza: por eso muchos prefieren la compliance pura y dura a la ética.
Y virtudes, que es algo que la compliance es incapaz de ver, ni de lejos. Las virtudes son la clave de los aprendizajes y, por tanto, de la transformación. ¿Oculto unos ingresos al fisco? Compliance te dice: no, porque caerá sobre ti el peso de la ley. La ética te dice: no, porque estás aprendiendo a hacer algo malo, y la próxima vez será peor, y si sigues por ahí esto no funcionará. Un sistema basado solo en el cumplimiento de las normas solo tiene un mecanismo de corrección: los premios y los castigos, tanto externos (multas, cárcel, juicios…) como internos (despidos fulminantes, salarios congelados, represalias del director de recursos humanos…). La ética tiene ese mismo mecanismo, pero le añade otro: vuelve a intentarlo, porque tienes que ser un buen profesional, una persona excelente; porque no puedes separar tu vida privada de tu vida profesional…
Moraleja: las empresas deben rendirse a la compliance. Pero no pueden quedarse en ella: han de añadir la ética. Pero no, no han de añadirla: han de trabajar con ambas a la vez. Claro que no es fácil, pero ¿alguien dijo que dirigir empresas es una tarea fácil?
Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.
Bienes: lo que desarrolle al ser humano a mejor. Normas: para vivir en comunidad y respetando aquellas áreas de decisión en zona gris y virtudes: la maravilla de buscar la perfección por que tenemos la inteligencia y la libertad. Precisamente sobre la última palabra me quiero parar: Libertad. yo puedo hablar por mí mismo, y puedo decirle a otro sobre él mismo y los demás. pero; si no se le da la gana? si cree que lo que le digo es moda o simple palabrería motivadora? ¿cómo hago para quiera? bueno, sencillo: ejemplo y más ejemplo y que se note.
Gracias Doctor por el espacio.
Hola D. Antonio. Es la primera vez que comento en este blog y quería agradecerle este análisis sobre los bienes, normas, virtudes y la ética.
Pienso que esto se lo tendrían que leer muchos, que se dedican a descargar libros gratis y películas de internet.
Es cierto que la responsabilidad de las actitudes de las empresas depende de los directivos, que no pueden pensar sólo en el dinero, sino también en otros bienes superiores, como estos que ud menciona.
Apreciado Antonio.
Un pequeño comentario a tu moraleja final.
La compliance no es diferente o independiente de la ética, sino consecuencia de ella; es decir, nadie obliga a nadie a cumplir los contratos y las normas (que son en definitiva contratos colectivos con toda la sociedad). Las empresas y las personas cumplimos nuestros compromisos porque nuestra conducta es ética. Por ello, primero la ética y como consecuencia de ella la compliance.
Muchas gracias por compartir tus reflexiones semanales.
Un saludo,
Javier del Agua
Señor Antonio, nada más que añadir al tema porque usted ha expresado al 100% mi opinión personal.
Es mi primer comentario en el blog y siento no poder aportar mucho, tan solo quisiera hacerle saber que lo leo desde algún tiempo y agradecerle sus escritos.
Reciba un cordial saludo.
Don Antonio, dos comentarios:
– Estando de acuerdo con usted, agregaría que la compliance por si sola no se sostiene: sin virtudes ni valores correctamente establecidos ella no es posible, pues los seres humanos somos incapaces de cumplir las normas si no estamos animados por la intención de lograr el bien para uno mismo y los demás y si no sabemos en qué consiste el bien.
– Lo que usted dice puede aplicarse también a los países: ¿Es suficiente que los gobiernos dicten las normas adecuadas y fiscalicen eficazmente su cumplimiento? Por supuesto que no. Todo gobierno debe promover las virtudes de sus ciudadanos; las leyes no reemplazan la justicia de los ciudadanos.