En el mundo de la investigación científica la figura del «referee» (árbitro, juez, revisor) es muy importante. Es el experto que lee una propuesta de artículo enviado para su publicación en una revista científica, y que debe dar su opinión sobre si tiene la calidad cientifica suficiente, si responde a los criterios editoriales de la revista, si es una aportación novedosa, si se olvida de alguna costa importante, si podría mejorarse… Tarea muy relevante, claro está.
Esta tarea tiene varios peligros, entre ellos el de que el referee pretenda que el autor del artículo defienda las tesis que el referee sostiene, o que escriba el artículo que al referee le gustaría. Es un error, claro, porque hay que dejar que el autor escriba SU artículo, el que él quiere, con sus tesis, sus aciertos y sus errores.
Digo esto porque leí hace unos días un breve artículo de Kenneth Rogoff, profesor de Harvard University, titulado «Why the Greek Bailout Failed» (aquí, en inglés) que me parece señala un defecto importante en las negociaciones entre la troika y Grecia. Rogoff hace notar que un buen programa es aquel en el que el país deudor propone las medidas que va a tomar, y el acreedor (los acreedores, en este caso) lo valoran, lo critican, lo devuelven para que mejore y, en su caso, lo aprueban. «Imponerlo desde fuera es simplemente una opción no efectiva. De modo que, para que las reformas salgan adelante, el gobierno griego y sus electores deben creérselas».
Me dirá el lector que el programa griego no era viable. Vale: pues devuélvaseles. Pero lo que no tiene mucho sentido es que se les imponga determinada subida del IVA (¿y por qué no de otro impuesto?) o una determinada rebaja de pensiones. Claro que está muy bien añadir flexibilidad al mercado de trabajo griego, o hacer sus pensiones sostenibles, pero esto no significa que solo haya una solución, la que se les ocurre a los acreedores.
La Unión Europea no ha dictado politicas de desarrollo (a lo más ha proporcionado dinero a regiones empobrecidas para que puedan mejorar sus infraestructuras y servicios), ni ha fijado la cuantía y la composición de los impuestos de los países que la forman. Si Grecia está en una situación difícil, razón de más para dejar en sus manos la responsabilidad de diseñar el programa que ellos deberán poner en marcha. Y si no saben hacerlo, está bien que los acreedores les ofrezcan sugerencias. Pero a mí no me gustaría que, si España tiene dificultades, le dicten desde fuera si mi pensión se ha de reducir en un 5% el próximo año.
Muy interesante, como siempre. Un único comentario: ese «desde fuera» en la penúltima línea me chirría un poco … Claro que no es incorrecto pero … al tratarse de la UE me suena demasiado fuerte. Tal vez esta sensación solo sea el deseo de que pronto ya no se pueda decir así!
De acuerdo profesor. Nadie conoce su sincronismo mejor que uno. Antes le decía «por donde le aprieta el zapato». Pero es más que eso. Sincronizar lleva consigo la coordenada temporal que no es como los demás recursos, ya que no se suministra a voluntad sino que si no se aprovecha, se perdió y eso lo hace distinto. Pero saber cómo correlacionar el tiempo no es ni siquiera, análogo; se llama contra-relacionar y no existe ni en la RAE tal palabra.