Siempre me ha gustado escuchar y leer a mi colega en el IESE José Luis Nueno, profesor de Dirección Comercial. Hace unos días apareció en El Correo español – El pueblo vasco una entrevista con muchas ideas sensatas.
Lo que me atrajo inicialmente fue el titulo que el periodista dio a la entrevista: «Llamar a todo el mundo a autoemplearse es una crueldad», porque «si no es capaz, está fracasando delante de él mismo». El problema es que no hemos sabido crear empleos por cuenta ajena: las empresas no los necesitan, o necesitan poco, o lo que necesitan no coinciden con lo que los parados ofrecen, o son demasiado caros… Y entonces la solución es decirles: monte usted un bar y gánese la vida. Parece una solución fácil, pero leí hace unos días, y no me acuerdo dónde, que en Barcelona hay 11.000 bares. Si esto es así, es lógico que el destino de muchos de esos emprendedores sea el fracaso.
Algo parecido leí hace un tiempo sobre los microcréditos, esos créditos de pequeña cuantía que se conceden a personas que no tienen acceso a las finanzas para que monten sus pequeños negocios. El que escribía el artículo señalaba que el problema radica en que un pequeño negocio local atiende un pequeño mercado local, de modo que el éxito del microcrédito lleva consigo el fracaso: un reparador de coches en un poblado rural puede ganarse la vida, pero cuando aparecen diez más en los diez pueblos vecinos, no hay negocio para todos. Y me temo que esto es lo que estamos haciendo con los autompleados en nuestro país.
El tema de fondo de toda la entrevista es que estamos desarrollando expectativas que no se podrán cumplir. Algo así pasa con el empleo de los jóvenes: «que un país no convierta en una cruzada el empleo de los jóvenes es la demostración más palmaria de su ausencia de responsabilidad». Y añade Nueno: «pero lamentablemente no [encontrarán] el empleo que a lo mejor piensan que pueden aspirar. Y por eso hay un problema de expectativas».
Luego habla, claro, del marketing: «no eres más feliz si consumes de una forma desaforada. Hay dos variables a tener en cuenta. Una es la templanza, que es el comportamiento del consumo responsable (…) Y la otra es el conocimiento, que es saber que eso que estás haciendo es bueno para ti». Y concluye con algo que coincide con una idea que tengo metida en mi cabeza desde hace tiempo: «el marketing que consiste en promover la compra de cosas en mercados en los que el consumidor no puede comprar, o en los que ya tiene casi todo, ha perdido su sentido». Bonita crítica al modelo de negocio de muchas empresas, por ejemplo en la distribución.
El consumo es algo muy distinto al consumismo que muchas veces se esboza como arma ante el capitalismo. Este artículo es muy interesante porque entre otras cosas desmonta esta idea. Me gusta especialmente la última parte con los dos factores. Un saludo
Qué gran post profesor. Todo esto ocurre por no entender que los coeficientes de los tensores co-contra-variantes son, ellos mismos, distribuciones estadísticas. Cuando eso no se entiende la falta de sincronismo es total.