La tomo de una carta al Editor del Financial Times, publicada el pasado 21 de octubre. «Una profesión de economistas honesta debería ayudar a defendernos contra el capitalismo de amigotes, no actuando como sus defensores, ocultando su realidad y negando su existencia».
La carta, breve, explica con un poco más de detalle esa petición que aparece en su último párrafo. Muchos periodistas, dice, reproducen los anuncios -que eso son- de las grandes empresas sin llevar a cabo un análisis independiente de su veracidad y credibilidad. Pero lo que preocupa al autor de la carta es que no pocos economistas académicdos hagan otro tanto, y acepten que esas empresas financien sus análisis «independientes», con prácticas que son profesionalmente incorrectas.
El autor habla, sin duda, del mundo anglosajón; la carta está firmada en Boston. Pero me parece que puede aplicarse también a España. Me gustaría encontrar más noticias de empresas matizadas, al menos, por frases como «la empresa dice que van a conseguir esto y lo otro», Reconozco que debe ser muy duro tener que llenar cada día unas cuantas páginas de un periódico, pero dudo de que esto sea una excusa aceptable.
Un texto breve y claro de lectura obligatoria para economistas, periodistas y sus lectores.
Juan Antonio Pérez López lo llamaba sincronismo (este término es mío) parasitario. Marx, con matizaciones distintas y erradas lo llamaba alienación. Al final, es la unidad viciosa que se llama complicidad y aunque esté penada, nadie la puede comprobar porque ellos son los «expertos». Hay que decirles que el correcto expertise está oculto para ellos, porque los que saben más nunca se los dirán pues se dan cuenta cabal de esto. Hay que ser valiente para decirlo en un artículo periodístico editorial y eso va por usted también, profesor.