Desde hace unos meses, la prensa se llena de alegría cuando puede poner un titular anunciando que el precio de las viviendas está subiendo, cosa que se confirma de mes en mes; la última noticia, del pasado día 11 de diciembre, era un aumento de la venta de viviendas del 16,3% anual, y del precio del 4,5% anual. Fenomenal, dicen.
¿Por qué? Porque los bancos tienen muchos pisos que vender, y viene bien que la demanda se recupere, porque mejora el balance de los bancos, que estarán así en condiciones de aumentar el crédito. La mejora del balance se produce por la venta de viviendas propiedad de los bancos, pero también por la mejora del crédito pendiente a inmobiliarias y constructoras.
Porque se recupera un sector que ha sido tradicionalmente importante en la economía española. Las ventas de pisos y sus precios no aumentan el PIB (más que por el servicio prestado para la venta, que sí es producción de bienes y servicios en el país en el periodo contemplado). Lo que alegra es ver que detrás del inmobiliario vendrá la construcción, que crea empleo y producto.
Porque el crecimiento del precio de las viviendas aumenta la riqueza (nominal) de los españoles, lo que, seguramente, tendrá efectos positivos sobre el consumo, la sostenibilidad de la deuda y el optimismo de las familias.
Claro que no todo es motivo de alegría. Dejo de lado aspectos como que la mayoría de las ventas son a extranjeros, que la distribución del crecimiento de precios es irregular, que sigue habiendo un amplio stock de viviendas que tardarán mucho en venderse… Pero sobre todo me preocupa una cosa: hablamos mucho del «cambio de modelo productivo», pero seguimos sin ver en qué consiste ese cambio. Confiar en la recuperación de la construcción no es la mejor manera de fomentar la creación de empleos cualificados y de alta productividad, o sea, con salarios altos. Sí, ya sé que es bueno que se creen empleos nuevos con salarios bajos para personas sin cualificación. Pero lo que es pan para hoy puede ser hambre para mañana.
La verdad es que más allá de los efectos positivos (momentáneos) que pueda tener una subida del precio de la vivienda, creo que las noticias no son positivas, lo cierto es que las viviendas siguen teniendo un precio extremadamente elevado para los sueldos medios del país; lo cierto es que los jóvenes, que son los que acaban moviendo la economía, no pueden permitirse comprar un piso. Lo cierto es que el sistema productivo no está cambiando, no se está dinamizando, no se están buscando salidas hacia nuevas vías productivas con miras a largo plazo, y ese es el verdadero problema.
El cambio de modelo productivo se refiere a dejar de vivir del sincronismo para sincronizar (gestionar que no falte sincronismo) y/o vivir para sincronizar (inventar sincronismos y lograrlos). ¿Es mucho pedir?
Profesor,
Perdone, pero, como a usted, estos titulares me recuerdan a otros previos al estallido de burbuja inmobiliaria. Por supuesto, también el famoso asunto del cambio de modelo productivo. Muchos no han podido hacer frente a su hipoteca, firmada cuando el precio de su piso de 50 metros cuadrados estaba hinchado y a punto de explotar. Otros han visto que su patrimonio inmobiliario ha perdido valor.
Por supuesto, se ha estirado el brazo más que la manga: constructoras (endeudadas hasta las cejas), bancos (como dice usted, con pisos que les salen por las orejas) y particulares que, en algunos casos han perdido su piso por impago y se han quedado con parte de la deuda por el desmoronamiento de los precios, y otros que han podido aguantar el chaparrón pero con viviendas devaluadas y deudas también superiores al valor de su casa.
Ayer vi por la calle a un constructor que condonó parte de sus deudas con los bancos (desmesuradas) a cambio de producto y cuya empresa, muy tocada, sigue en marcha y supongo que a la espera del despegue del sector y disfrutando de su patrimonio.
Me da pavor que este sector arranque con una fuerza similar a la que tuvo hasta hace unos años y nos lleve a un enredo monumental como el que hemos padecido en la crisis. ¿Se ha puesto algún límite? ¿Hay alternativas? ¿Hay alguien en España con capacidad y voluntad de impulsar un cambio en nuestra economía enladrillada?
Leo lo que escribo y suena a demagogia, pero ha sufrido mucha gente (algunos se lo habrán buscado, la mayoría no) porque se ha especulado durante años con un bien de primera necesidad como la vivienda.
Perdón «ha comprobado» (malditos mis dedazos en estas teclas cada vez más pequeñas)
Estimado profesor: Me temo que no hemos aprendido nada de la crisis. Lamentablemente se nos siguen yendo los ojos detrás… de dos ladrillos, y en especial a nuestros políticos, que a falta de noticias mejores se empeñan en descorchar cava porque un millonario chino a comprobado no se qué solares. En fin, esta es nuestra patria y no somos mejores que ella.