Quiero dedicar aquí un recuerdo a Edard Hugh, colega economista, que falleció el pasado día 29 de diciembre en Gerona. Nacido en Liverpool, vivía en los últimos años en un Las Escaules, un pueblecito del Alt Empordá. Conocí a Edward primero por sus escritos, sobre todo por su blog, y más tarde personalmente, principalmente compartiendo tareas en la comisión que elaboró el borrador de la sección de Economía del Plan de Valores de la Generalitat de Catalunya, lo que muestra la variedad de sus intereses.
Edward era un economista bien formado, con la cabeza bien puesta y una mirada amplia, capaz de identificar cosas que otros no veíamos con facilidad, desde la proximidad de la crisis que estalló en 2007 hasta las causas últimas de la lentitud de la salida de esa crisis, y las razones profundas del bajo crecimiento que afecta a la economía española y europea. Le interesaban las tendencias del mundo y se preocuba de aspectos como la inmigración, el decrecimiento sostenible y la deflación. Como recogía el diario Ara, del que era colaborador habitual, al dar la noticia de su fallecimiento, «quizás ha llegado el momento, decía Edward, de buscar una sociedad con más calidad de vida y más solidaria«. Un bonito lema para un economista que, si Carlyle tenía razón, se hubiese tenido que dedicar a la ciencia lúgubre.