La transparencia está de moda. Es un derecho que se reclama tanto en el plano personal como en el político y, por supuesto, en la empresa y en las organizaciones en general. Tengo derecho a saber qué riesgos correré si me someto a una operación quirúrgica, qué usos ha dado el gobierno a los impuestos que he pagado, cuánto han cobrado este año los consejeros de la empresa cuyas acciones poseo, cuánta contaminación produce el coche que conduzco… Tengo esos derechos porque tengo que decidir si me opero o no, si voto a tal o cual partido, si la empresa cuyas acciones poseo está haciendo un buen uso de mi dinero, si el uso que hago de mi automóvil es el propio de un buen ciudadano…
Eso es la transparencia: derecho a la información, que es más que recibir unos datos fríos, objetivos. Por seguir con el ejemplo de la operación quirúrgica, tengo derecho a conocer los malestares y complicaciones, la posibilidad de que la operación salga mal, y cuáles pueden ser sus consecuencias, en este caso. Incluye una explicación razonada, con argumentos que yo pueda entender. No me pueden garantizar que las cosas saldrán como el cirujano dice, pero sí debe darme su visión, realista y fiable, probablemente con algunos datos y con escenarios alternativos. Y, además, quiero tener acceso a los datos relevantes, a todos, no solo antes de la operación, sino durante un tiempo razonable. Pues lo mismo ocurre con la transparencia en la empresa: no basta decir “consulte la web corporativa” o “lea el informe financiero”.
A veces, la transparencia se pone de manifiesto en toda su profundidad cuando, por ejemplo, la empresa anuncia que ha tenido un problema (por ejemplo, una intoxicación en su comedor), busca las causas (qué alimento la provocó), busca luego las causas más profundas (limpieza, orden, tratamiento de residuos), reconoce su culpabilidad, si la tiene (y no se limita a decir que los empleados descuidaron los detalles necesarios), anuncia cambios, propone acciones, presenta calendarios… y dentro de un tiempo explica cómo actuó, qué resultados se han producido, etc. Y, claro, ofrece medios para que los interesados pueden formular consultas, reclamaciones, sugerencias, etc. Y quizás todo eso habrá que explicarlo a lo largo del tiempo: el primer día, la intoxicación; al cabo de dos o tres días, las causas; al cabo de un mes, las causas profundas…
Esta entrada se está alargando demasiado, de modo que continuaré otro día.
Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.
Amigo Antonio,
¿qué te hemos hecho los médicos? Es broma !!
Feliz año 2016.
Luis Tarragona
Antonio: !que bien manifestado lo que es la Transparencia para recuperar la confianza en las personas y las instituciones hoy!
Es un derecho que tenemos todas las personas en cuanto personas, o sea las que somos responsables de nuestro por-venir. Gracias