Me lo han preguntado hoy, en TV3: ¿por qué la reducción del precio del petróleo hace caer las cotizaciones bursátiles? Lo lógico parece lo contrario -y así fue en el pasado-: la caída de los precios del petróleo reduce los precios de los bienes de consumo, aumenta la renta real disponible de las familias, augura políticas monetarias más expansivas (porque no hay que luchar contra la inflación, que es el enemigo principal de los bancos centrales), mejora el saldo de las cuentas exteriores y da más confianza a la economía…
Tiene, es verdad, efectos negativos sobre los países productores, reduciendo su PIB y sus rentas, dificultando la financiación de sus saldos públicos (esos países suelen sacar del petróleo una gran parte de sus ingresos fiscales), y golpea también a las empresas productoras o distribuidoras de petróleo en países avanzados, aunque en países como España el peso de esas empresas es pequeño.
Entonces, ¿por qué algo que es bueno para las familias y empresas hace caer la bolsa, cuando lo que cabría esperar es un aumento del consumo, la producción, los ingresos de las familias, los beneficios de las empresas y la recaudación fiscal de los gobiernos?
Mi interpretación es que la caída de precios del petróleo tiene lugar en un entorno complicado, con China reduciendo su crecimiento (y sus autoridades mostrando malos resultados en el intento de reorientar la economía), las economías productoras de petróleo y otras primeras materias en riesgo de recesión, perspectivas de problemas financieros para esas empresas y algunos países… Si esto es así, es posible que los mercados de capitales estén descontando una recesión más grave de lo que parece , en los países emergentes primero, pero también en los avanzados, y más volatilidad financiera, que es lo que recoge la caída de la bolsa. Y, junto a la recesión, más incertidumbre financiera en los mercados.
También puede influir la relevancia que los bancos centrales dan a la posibilidad de una deflación, que elevaría los tipos de interés reales y obligaría a políticas heterodoxas más expansivas, lo que significaría tipos de interés nominales muy bajos durante bastante tiempo, posibles dificultades en los sistemas financieros y otros problemas de los que la bolsa huye. Y esto tiene que ver con algo que me parece que cada día está más claro: los mercados financieros miran ahora no a los beneficios esperados de las empresas o los crecimientos del PIB de los países, sino a la política de los bancos centrales. Es decir, desde el salvamento heroico de Lehman Brothers con políticas superexpansivas, los mercados de capitales viven de las inyecciones de liquidez de los bancos centrales, no de la economía real.
Sí, pareciera que la economía real cada vez pesa menos y todo depende del chute del BCE. Algo similar comentaban en el podcast de colectivo Burbuja hace un par de días, ahora mismo no interesa la economía real,sino jugar con lo que presta el BCE casi al cero y prestarlo a su vez al 6,7,8 o 9%.
Como decía el profesor Polo: «hay juicios, que trascienden la concausalidad cuádruple … el juicio no es la última operación racional, lo cual comporta que guarda un implícito explicitable que no es una causa física» es decir, que escapan incluso a la consideración del sincronismo y éste escapa a las correlaciones. Los números no sirven mas que para justificar conclusiones como las suyas, profesor. Gracias de nuevo.