El título de esta entrada es una traducción libre del de un post reciente de Chris Patten, Chancellor de la Universidad de Oxford, que fue miembro de la Comisión Europea y Gobernador de Hong Kong en tiempos de su dependencia del Reino Unido (aquí). Recuerda el título de un libro de Allan Bloom, The Closing of the American Mind, que hace treinta años denunció «cómo la educación superior ha fallado a la democracia y ha empobrecido las almas de los estudiantes de hoy», según el subtítulo de la obra. Patten hace también su denuncia, que vale para el Reino Unido, Estados Unidos… y España. He aquí algunas ideas:
«Las universidades deben ser bastiones de la libertad en cualquier sociedad. Deben estar libres de las interferencias de los gobiernos en lo que se refiere a sus objetivos primarios de investigación y enseñanza, y deben controlar su propio gobierno académico».
«El papel de la universidad es promover el choque de ideas, verificar los resultados de la investigación con otros académicos e impartir nuevos conocimientos a los estudiantes. La libertad de expresión es, pues, fundamental para las universidades, porque les permite sustentar un sentido de humanidad común y conservar la tolerancia y la comprensión mutuas que apuntalan una sociedad libre«. Pero lo alarmante es que «algunos de los peores ataques a estos valores vienen de dentro de las universidades (…) Algunos estudiantes y profesores tratan de limitar los argumentos y los debates. Afirman que la gente no debe estar expuesta a las ideas con las que no están de acuerdo. Más aún, argumentan que la historia debe ser re-escrita para suprimir los nombres (pero no las dotaciones de fondos) de los que no superan el test de la corrección política (…) A algunas personas se les ha negado la posibilidad de hablar (…) Y esto refleja, e inevitablemente alimenta, una dañina política de victimización: definir la propia identidad (y, por tanto, los intereses propios) en oposición a los de otros«. Claro que la libertad de expresión debe tener límites, pero solo en casos extremos.
Desde luego, todo esto supone un fallo a la democracia y un empobrecimiento de los alumnos, de los profesores y de la universidad… y de la sociedad. «El gran filósofo político Karl Popper enseñaba que la única cosa con la que debemos ser intolerantes es con la intolerancia misma».
Los formadores deben actualizarse a la vez que la democracia, las leyes y los movimientos.Sin democracia no hay un avance, muchas guerras y conflictos han logrado nuestros derechos actuales, por ello debemos seguir luchando por nuestros sentimientos e ideas, reprimirlos es un retroceso.-
La Universidad debe ser, como su nombre indica, universal en su representación de la sociedad. Feliz o infelizmente aun se encuentran muchos casos donde se coarta la libertad de pensamiento y acción. Pero esos malos ejemplos ayudan a destacar los centro de pensamiento donde lo importante, justamente, es la diversidad y la discusión de ideas.
El avance en todos los aspectos básicos y aplicados, concretos y abstractos, teóricos o experimentales, en cualquiera de las áreas del conocimiento, de la filosofía, de las artes o de las humanidades, pasa necesariamente por el crisol de la universidad. Hoy día, con el avance las comunicaciones por internet y de la movilidad interinstitucional, se ha logrado mucho en el desarrollo de proyectos interdisciplinares y entre equipos formados por personas de distintas latitudes. Saludos!
Coincido con los límites.
Estimado profesor, Genial el tema que ha planteado. Intuyo que lo que está en juego es la misma misión de la Universidad. Casi le diría que su artículo podría llamarse el cierre de la mentalidad universitaria. Si como Ud. comenta la Universidad no es esa comunidad en la que profesores y estudiantes buscan en diálogo abierto la verdad, esta institución pierde su esencia, se desgaja en escuelas inconexas y ya no inspiran al Bien Común. Estamos en un momento de crisis pero justamente por esto mismo de oportunidad. La Universidad paulatinamente ha quedado asfixiada de exigencias de rankings, masificación, ideologización, partidismos, utilitarismo en las mismas disciplinas que se propician en desmedro de otras -que no parecen de corto plazo- pero que hacen a la formación humana de cada persona, las humanidades. Si, efectivamente la Universidad ha de ser un bastión de la libertad en la que se promueve diálogo y choque de ideas en busca de nuevas y superiores verdades. Un lugar en el que docentes y alumnos todos se abren a lo nuevo, más alto, sin renegar de las bases sino en crecimiento irrestricto. Buen debate plantear los supuestos básicos para que la universidad supere su crisis, pues se juega la sociedad toda. Y esto lo estamos observando en el deterioro o en la vulnerabilidad de los empresarios, gobernantes a todos los niveles……. frente a temas éticos y humanos que reclaman otra mentalidad universal, abierta. Observamos un empobrecimiento en la formación universitaria.
Lo felicito por plantear este tema. La Universidad, la Sociedad NO tienen horizontes ocluidos a menos que las personas que en ellas están quieran cerrarlos. Estamos en tiempos de crisis personales, estamos en tiempos de oportunidades………..desafiantes pero en las que nos juzgamos.
Muchas gracias, Silvia. Ya se ve que tenemos mucho que hacer…
Coincido con los límites. Por ejemplo, profesor, sabía usted que en Lima la Pontificia Universidad Católica se enfrenta constantemente al Arzobispo? Es para quedarse con los terrenos, edificios y otros legados donados por un emblemático católico a inicios del S. XX