Leí hace unas semanas una entrevista a Florentino Portero, profesor de Historia Contemporánea en la UNED e investigador del Real Instituto Elcano, publicada en la revista Nuestro Tiempo de la Universidad de Navarra, número de otoño de 2015. Me gustó, probablemente porque me abrió los ojos a realidades que a un economista le parecen importantes, pero en las que no ha penetrado nunca con seguridad. Recojo aquí algunas ideas suyas.
Sobre los conflictos bélicos en el Próximo Oriente. La guerra siria es «un pulso entre persas (chiíes) y árabes (suníes) por la hegemonía en la zona (…) Los turcos no son árabes, pero son musulmanes suníes, y les aterra que Irán consolide su posición en Iraq, Siria y Líbano». «No es exagerado decir que el Islam árabe y el Islam persa (…) sufren un conflicto civil gravísimo. Su origen procede de la crisis del sistema de fronteras establecido después de la segunda guerra mundial. Todo el diseño occidental del mundo post-califal se ha hundido, porque no respondía a la realidad. Por otra parte, a la cultura y a la religión musulmanas les aterra la globalización: no se adaptan, porque les resulta ajena. Entonces, las interpretaciones más radicales fuerzan a la sociedad a retroceder hacia el integrismo. Todo ello desemboca en una guerra civil generalizada». «El Estado islámico crece, no por la capacidad de sus dirigentes, sino porque se convierte en un instrumento suní para contener a Irán en Iraq y en Siria». «No caigamos en la trampa de pensar que los terroristas son unos locos… porque no lo son. Ellos temen que el Islam se hunda, su actuación es una reacción desde el miedo, desde el convencimiento de que, si no actúan contundentemente, el Islam se disolverá en una sociedad global de raíz occidental».
Sobre la inmigración hacia Europa. «El problema de nuestro sur [del Mediterráneo] es de largo plazo, y en él se juntan dos cuestiones. Por un lado, un exceso demográfico: son países con medias de edad inferiores a los treinta años. Por otro, sus modelos de desarrollo económico son insuficientes, y sus excedentes de población van a ir a alguna parte. A esta presión migratoria de carácter social se une otra de origen bélico. Cuando hay una guerra, la gente tiene que huir«. La consecuencia para Europa es que «es un error pensar que podemos contener un flujo migratorio masivo (…) Así que debemo fijar criterios sobre cómo administrar esa presión y, sobre todo, ir a las causas del problema y actuar de forma inteligente».
Sobre las reacciones en Europa. «Una de las consecuencias de que Europa carezca de una política exterior de seguridad y de defensa común es que no podemos actuar conjunta y coherentemente en el Magreb. Cada país europeo tiene sus prioridades«. Por ejemplo, la diplomacia de Francia «siempre ha actuado pensando que Europa es una Francia grande, y no al revés». «Los intereses de los Estados de referencia (Francia, Alemania, Reino Unido o Italia) son sencillamente diferentes«. «Francia no va a aceptar la uniadad política, que es una pretensión liderada por Alemania. Francia ama a Francia, y no tiene problemas de identidad, como le ocurre a España». «Francia sabe que su mercado es el árabe (…) Aunque la Unión Europea y los Estados Unidos apuesten por Irán, Francia se mueve en la ambigüedad.»
Lo que dice Portero me parece que añade componentes nuevos a las tesis del anticristianismo musulmán o su fobia a la cultura occidental: esa fobia existe, pero es un fenómeno, de algún modo, derivado de otro conflicto previo, de naturaleza política y étnica antes que religiosa. Y si no entendemos esa otra dimensión, interna, nos costará entender lo que pasa allí. En todo caso, «son ciclos históricos de largo recorrido que nos va a ocupar muchísimo tiempo». Asimismo, Portero nos señala las debilidades inherentes a la construcción europea: los programas tienen límites patentes, porque los actores parten de visiones diferentes y de intereses no coincidentes. Sumemos a esto la falta de liderazgo, las consecuencias de la crisis, el miedo… y tendremos la fotografía de esa Unión Europea dividida, insegura y bloqueada.
Fantástica síntesis, para reflexionar y para que nos ubique en esta coyuntura que vivimos. Gracias, Profesor.