Una carta reciente al Financial Times (aquí, en inglés) denunciaba el uso de «amañadores que saben cómo engrasar el sistema» en otros países. Con muy buen criterio, el autor de la carta hace notar que los llamados «pagos de facilitación» no son cosas sin importancia, solo una «parte de la experiencia del viaje».
Cuando llegamos a otro país y sacamos la cartera para dar un dólar aquí, dos allá, para conseguir lo que queremos, estamos fomentando la corrupción. Pequeña, pero corrupción. Luego despreciaremos a ese país, diciendo que «allí la corrupción es endémica», que no se puede hacer nada sin «engrasar» a alguien, qué vergüenza y cosas por el estilo.
Y denuncia que estas prácticas socavan la cultura de respetar la ley y acentúa la desigualdad de la renta, porque esos pagos no son un «impuesto» sobre el turista, sino que gravan, primero y principalmente, a los que menos recursos tienen en el país. «El turismo responsable, dice, incluye la vigilancia contra el uso de agentes que pueden hacer pagos corruptos a funcionarios o empleados locales en nuestro nombre».
Hemos de hilar muy fino, antes de echar la culpa a otros y de eximirnos a nosotros de nuestra responsabilidad como colaboradores de la corrupción ajena. ¡Ah!, y si no queremos aplicar una doble moral, pensemos si no hacemos lo mismo en nuestro país.
Estimado profesor, en Perú, se viene instalando un modelo (que para mí viene de Colombia y se inició en Chile) que el delincuente, para conseguir «su» droga (es un drogo en realidad) paga «cupo» al policía y cada vez hay más «delincuencia». El policía paga su «cupo» respectivo al comisario, éste a su jefe y así sucesivamente. Es tal, que los «malos policías» (los que no quisieron pagar «cupo») son encontrados con toneladas de droga y sacados de circulación. Es una forma de «lavado» de dinero pues el proveedor es el joven de a pie (que le «roban» el móvil o la tablet o la laptop, etc.) que vuelve a comprarlos y los grandes proveedores se ven beneficiados «sin querer queriendo»
Me parece una perspectiva fresca de comprender este tema de economía , política y ética. Una propuesta responsable que quita el peso de la culpa al colectivo social. La resbala al sujeto individual. Simple si, pero emergente desde las interacciones cotidianas.