El lector ya se dará cuenta de que el tema de la dificultad de entendernos con los demás me preocupa bastante. Como muestras podemos citar la fragmentación de la política europea, la polarización de la política norteamericana y la persecución que, en ciertos ámbitos, se hace del que piensa de otra manera (por ejemplo, cómo se demoniza al cristianismo en ciertos ambientes secularistas). Aquí me hago eco de un artículo de Manuel Arias Maldonado en Revista de libros (aquí), hace unas semanas. Trata de la diversidad de las ideologías que están llamadas a protagonizar el futuro, a partir de la idea de que la distinción entre izquierda y derecha ya no es suficiente para comprender el mapa político.
- Fin de la historia vesus insurreccionismo liberal. Arias explica el conflicto entre los que defienden el modelo capitalista liberal y los que demandan un futuro postcapitalista, una mezcla de decrecentismo (dejar de crecer, como ideal) y comunitarismo organizativo. En política, se toma a China como modelo una sociedad próspera pero no basada en la democracia liberal, sino en un sistema autocrático.
- Cosmopolitismo universalizante versus nacionalismo particularista. Enfrenta el Estado contenedor (ordenado) y el Estado membrana (con una soberanía debilitada). Los problemas de las migraciones y el terrorismo están presentes en ese debate.
- Razón administrativa versus razón populista. O entre racionalismo político y su impugnación sentimental, «entre los imperativos de la eficacia en la era de la complejidad y las simplificaciones que apelan a la base irracional de la sociedad», «entre el dato del tecnócrata y la abstracción del demagogo». En la actual campaña electoral española tenemos muchas pruebas de este conflicto.
- Experimentalismo estatal versus bienestarismo defensivo. Lo que mueve este debate es el impacto de la tecnología y el envejecimiento de la población sobre el modelo productivo y del estado del bienestar vigente. El debate se da entre los que buscan nuevos modos de actuar del Estado y los que defienden las formas vigentes de estatalismo.
- Experimentalismo democrático versus representativismo defensivo. Según se defienda la representación política o la innovación (esferas formales e informales de decisión, referendos, papel de las redes digitales).
- Digitalismo posthumanista versus humanismo conservador. La innovación tecnológica como guía, con su peligro de aceptación irreflexiva del cambio, frente a la defensa de un modelo humanista, con el riesgo de pasarse en la defensa de la tradición.
- Fragmentarismo postradicional versus tradicionalismo cohesivo. La mayor capacidad de decisión individual frente a la capacidad cohesionadora de la tradición.
- Continuismo antropocentrista versus ilustración ecológica. La continuidad de la apropiación típicamente moderna de la naturaleza frente a la reorganización del dominio humano sobre ella.
Este listado nos debe hacer pensar. Yo identifico muchos ejemplos de un lado y otro de esas contradicciones en la política y en la sociedad española, europea y americana. Distintas antropologías, con algunos puntos de contacto, que nos permiten ponernos de acuerdo con el otro en algún aspecto, pero no en otros.
Muy buena temática, sobre todo cuando nos volvemos egoístas y no compartimos pero no nos gusta que los demás sepan lo que sabemos.
Un buen consejo puede cambiar al mundo pero si el otro no lo toma es inútil. Como consumir a diario cloruro de magnesio y saber los beneficios increíbles que a porta a la salud humana.
Si profesor se agradece por su gran aporte y exitos!
Y coinsido con Javier al respecto a su opinion
Gracias por el agudo resumen que nos presenta profesor. Creo no equivocarme en decirle que el análisis contravariante puede aplicarse, como parece ser el caso, a dimensiones no numéricas. Algo que sería muy auspiciante si fuese cierto esto que digo.