«A estas alturas, ¿no sabes todavía qué es la ética?» Bueno, este parece ser un problema muy generalizado en nuestra sociedad. Cuando hace más de un cuarto de siglo empecé a trabajar con otros expertos (en muchos casos, novatos) para impulsar la ética de la empresa en Europa, pensaba que lo importante era hablar de la ética, aunque hablásemos de cosas distintas. Aquello dio resultado; tenemos ya mucha teoría, mucha práctica y mucho interés en la ética de la empresa. Pero ahora notamos más la diferencia en la manera de entenderla.
No quiero dar lecciones sobre este tema. Primero, porque no tengo derecho a darlas. Y segundo, porque ir dando aprobaciones y censuras a diestro y siniestro es un medio para que, a su vez, me descalifiquen a mí. Pero sí quiero decir algo.
Primero: la ética, para mí, no es cuestión de blanco o negro: esto está bien o está mal. Hay muchos grises. Claro que hay cosas radicalmente malas, pero otras muchas no pueden ser calificadas de manera absoluta. Pagar un soborno a un funcionario está mal, claro. Pero hay veces en que el funcionario nos pone entre la espada y la pared, y las consecuencias de no pagar el soborno pueden ser desastrosas para mí y para otras personas. Decir «está mal, no se puede hacer, nunca», puede ser una trampa para añadir «pero no me queda otro remedio, de modo que voy a hacerlo» y, quizás, pensar «todos lo hacen, estamos en un mundo podrido», y concluir «nunca podemos ser del todo éticos, de modo que… vamos a hacerlo que podamos», que se interpreta como «a ganar dinero, o a pasarlo bien, que son cuatro días». Pagar un soborno puede ser algo muy malo en algunos casos, y puede ser algo menos malo, en otros. Y esto no es relativismo ético: no estoy diciendo que esto puede ser bueno para mí y malo para ti, y que nadie tiene derecho a decir que yo tengo razón y tú no, de modo que ambas posturas son buenas, y que cada uno piense lo que quiera, y cambie de manera de pensar como le dé la gana, y no tiene que dar explicaciones a nadie. «Donde no hay distinción, hay confusión», decían los clásicos. Vamos a distinguir.
¡Ah!, y por el hecho de que diga que tal o cual acción puede ser menos mala, no quiero decir que… ¡ancha es Castilla!, lancémonos por esta vía. Primero, porque, si hoy estoy ante un dilema ético, probablemente cometí un error en el pasado, y ahora pago las consecuencias. O sea, tengo algo de culpa en lo que me pasa. Y segundo, porque debo ponerme a trabajar inmediatamente en corregir aquel error y tratar de evitar que esto ocurra en el futuro. Esto es algo muy importante, pero me temo que muchos se despreocupan de esto, y acaban haciendo cosas rematadamente malas, no porque lo sean en sí, sino porque no han hecho nada para evitarlas.
Vaya, me he alargado mucho en esta entrada. Seguiré otro día.
Estimado Antonio, estoy de acuerdo en que la mayoría (si no todas) las cosas son grises. Creo que la clave es poder categorizar los «males» frente a los «bienes», me explico: realizar un soborno porque todo el mundo lo hace no se justifica, realízarlo porque se preservan puestos de trabajo tampoco se justifica desde mi punto de vista (estamos alimentando el sistema corrupto y el bien obtenido quizá puede serlo de otra forma, tendremos que seguir el camino difícil y buscar otra forma de preservar esos trabajos si es posible…) ahora bien realiza un soborno si es para salvar vidas a corto plazo, en ese caso sí está justificado puesto que la vida que es el bien que está por encima del hecho. En la realidad de nuestro país, gracias a Dios, no tenemos hoy muchos dilemas que afecten a la vida de otras personas, sí afectan a los trabajos o a los ingresos a corto plazo (insisto mucho en lo del corto plazo porque los sobornos son pan para hoy..) y entonces, en mi humilde opinión, si lo haces eres igual que el que lo propone, si no tienes más remedio….pues busca un remedio, se creativo, siempre hay una solución, la innovación y la creatividad también sirven para esto, y si en último caso no encuentras opción pues mi opinión es que mejor pobre y honesto que…. porque la vida tiene una transcendencia a este mundo y a lo mejor vale más el ejemplo que dejamos a los empleados actuando honestamente que el puesto de trabajo que salvamos a corto plazo. Un abrazo y muchas gracias como siempre.
Saludos desde Barranquilla, Colombia, Sur América. No me había dado a la tarea de mirar el «dilema ética» desde la perspectiva de la «culpa», interesante análisis desde esa óptica. Hoy quiero consultar su postura ética sobre una caso real que está ocurriendo en mi país: «El rector de un colegio cumplió condena carcelaria por un caso de pedofilia» ¿considera usted que es «ético» que este señor sea el rector de un colegio? Quedo atenta a sus comentarios.
Desde luego, el acto no es ético, se mire por donde se mire.