Hace unos años -debió ser en 1987- me encontraba en Londres empezando unos días de vacaciones en los que quería mejorar mi inglés (sí, ya se que no conseguí mucho) y descansar un poco. No había llevado nada para leer, de modo que entré en un librería a curiosear, y me encontré un libro que me llamó la atención: «The closing of the American mind», de Allan Bloom. No sabía nada de él, pero lo compré, y disfruté con su lectura, aprendiendo cosas que me han servido a lo largo de los años. Es un libro sobre la educación universitaria en Estados Unidos, pero es mucho más que eso: se trata de un análisis sobre lo que entonces, hace un cuarto de siglo, estaba llevando a lo que Bloom llama el cierre de la mente americana. La lectura de un artículo en Spiked, que reproducía hace poco un original de Sean Collins de hace cuatro años (aquí, en inglés), me despertó recuerdos que me llevaron a decirme: tienes que decir algo de esto en tu blog.
Bloom considera que la universidad norteamericana estaba -y está- en crisis, precisamente porque abdicaba de sus responsabilidades en la formación de los jóvenes, pero no se trataba de una crisis academica, sino de la sociedad. Y, con las debidas matizaciones, es también una crisis europea. Y española.
Bloom defiende que la apertura de mente es un rasgo característico de la enseñanza universitaria, porque motiva a usar la razón de modo no instrumental, no para conseguir algo (dinero, prestigio), sino simplemente para aprender a pensar racionalmente sobre la naturaleza, la vida, la sociedad y la persona. Y denuncia que esto se ha ido perdiendo, anegado por el relativismo: si todas las verdades son relativas, ¿para qué hay que buscar la verdad? Y, efectivamente, hoy asistimos a la tiranía de lo políticamente correcto, a la costumbre de desautorizar al que piensa de manera distinta, probablemente -digo yo- por miedo: si las preguntas que me hago yo o que me hace otro van contra mi manera de pensar… ¿estaré equivocado? ¿Tengo instrumentos para comprobarlo? Esos instrumentos son la razón, pero… ¿y si la razón me lleva a dudar de mi posición cómoda, de mi relativismo, de la negación de la verdad? Moraleja: rechacemos al otro porque es de derechas o de izquierdas, machista o feminista, proreligioso o ateo…
Sean Collins denuncia que Bloom sigue mal entendido y denostado, por las izquierdas y por las derechas. Y concluye: «las tendencias negativas que Bloom identificó en la educación superior no han dejado de empeorar desde entonces. Y la crítica de Bloom sigue resonando».
Como siempre Querido Antonio gracias! Pones el dedo en la llaga. Un tema muy profundo, interesante y denso. Me vienen a la cabeza un montón de cosas que ahora no puedo exponer de forma ordenada ….gracias por abordar temas que nos estimulan intelectualmente