La montaña rusa de los precios del petróleo

Hace tiempo que no escribo sobre el petróleo. Parecía que el precio, que había caído desde 2014, volvía a remontar, pero la subida se ha detenido. ¿Qué nos deparará el futuro? No tengo respuestas, pero sí algunas consideraciones que hacer, para que el lector saque sus propias consecuencias.

Parece que la oferta va a ser dominante. La nueva tecnología ha permitido explotar nuevos yacimientos de petróleo antes no rentables y, además, puede aplicarse a los viejos yacimientos, de modo que es probable que la oferta siga elevada. Se esperaba que la caída de los precios desanimaría la explotación de nuevos yacimientos, porque los costes eran relativamente altos, pero, como es lógico, la puesta en práctica de esas nuevas tecnologías ha reducido los costes, de modo que la alta oferta parece que va a mantenerse. Y otros costes han contribuido a esa caída de precios: por ejemplo, los de los servicios que ayudan al sector productor a actuar con eficiencia.

Otro factor estructural ha sido el comportamiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP): en esta ocasión, Arabia Saudí ha optado por mantener la producción, y parece que va a mantener esta estrategia, que se ver reforzada por la re-entrada de Iran y la relativamente alta aportación de Libia e Iraq.

Algunos expertos anunciaban un gran impacto de la producción de energía renovable, pero esto esta sujeto a muchos costes e incertidumbres. Por otro lado, la demanda de petróleo para el transporte seguirá siendo elevada en los países emergentes.

En resumen, la expectativa de una fuerte subida de precios del petróleo no parece afianzarse en el corto plazo. Hay predicciones de petróleo a 60 dólares el barril dentro de 15 años, e incluso de 40 dólares… Esto puede ser una buena noticia (lo es para el consumidor español), o mala (para los exportadores). Y no hay que olvidar que en economia es muy arriesgado hacer predicciones, sobre todo de futuro.