Me interesó un comentario de un miembro del Comité Ejecutivo del Bundesbank, el banco central alemán, publicado hace unos días en el Financial Times. Andreas Dombret censuró a los bancos por sus críticas a la política de tipos de interés negativos del Banco Central Europeo (BCE): «Resolver los problemas del sector bancario no es la responsabilidad de los banqueros centrales, de los reguladores o de los que elaboran las políticas económicas. Para decirlo de manera algo abrupta, no cabe esperar un entorno cómodo para la industria financiera».
Los bancos, sobre todo en Europa, tienen problemas, venía a decir Dombret, pero esos problemas no los ha causado la política del BCE ni la de los reguladores; son problemas propios de la banca, relacionados con sus elevadas deudas, la baja calidad de algunos de sus activos, sus modelos de negocio, la competencia de otras instituciones, etc. Claro que les iría bien «otra» política monetaria, «otra» regulación y «otras» condiciones de capitalización de sus balances. Pero, viene a decir Dombret, que no olviden que ellos son los causantes de muchos de sus problemas, y que un cambio en las condiciones de la política monetaria o de la regulación no resolvería esos problemas de fondo. «lo que no podemos hacer es dar marcha atrás en nuestras regulaciones porque el sector está pasando un mal momento».
Hace unas décadas se extendió la tesis de que los bancos centrales debían ser muy transparentes en sus anuncios, explicando bien las razones, justificando sus decisiones y anunciando calendarios creíbles, para que el sector financiero no experimentara sustos. Eso está bien, cuando hablamos de la oferta de liquidez en condiciones normales, pero me parece que cuando entramos en situaciones de tipos negativos, compras masivas de bonos públiccos y privados y manipulación directa de las estructuras de tipos de interés, la estabilidad a corto plazo de los mercados financieros no puede ser una condición sine qua non.
Excelente artículo maestro, los bancos han de ser transparentes sean bancos centrales o no.
Desde luego, hemos alcanzado un punto que parece ser de no retorno. Y ante estos tipos de interés negativos, deuda pública a 10 años en la mayoría de países a precios irrisorios. ¿Y qué pasará cuando esta nueva burbuja explote? ¿A darle otra vez a la manivela en la fabrica de billetes en que se han convertido los bancos centrales?