La confianza en la empresa (I)

El pasado 3 de noviembre celebramos en la sede del IESE en Barcelona el décimo aniversario de la Cátedra «la Caixa» de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo, en un acto en el que participaron Franz Heukamp, el Director General del IESE, y Jordi Gual, Presidente de Caixabank. El acto fue una especie de relanzamiento de la Cátedra, no porque no haya estado viva en esta década, sino por que ahora pasa a ser la Cátedra Caixabank de Responsabilidad Social Corporativa, siendo ahora su patrono Caixabank, el banco que recogió el negocio de la antigua Caja de Ahorros «la Caixa». A mí me tocó la parte académica, y hablé de Responsabilidad Social, Confianza y Buena Dirección.

La tesis de mi intervención fue muy sencilla. Las empresas necesitan que sus empleados, clientes, proveedores y demás stakeholders confíen en ella; el argumento tradicional de la ciencia económica es que esto reduce los costes de transacción, los costes de llevar a cabo relaciones con la empresa. Obviamente, a los stakeholders les interesa también poder confiar en la empresa: todos salen ganando. Pero… la tentación oportunista está siempre presente, porque el beneficio a corto plazo de sorprender la buena fe de la otra parte está siempre ahí, aunque los costes a largo plazo pueden ser muy grandes. Pero si cada parte confía en la otra, mejorarán sus relaciones y se producirán externalidades positivas. 

La primera parte del problema es, pues, cómo conseguir que la empresa sea confiable. Y lo será cuando sus stakeholders están persuadidos de que la empresa sabe y puede hacer lo que debe hacer o lo que ha prometido hacer, y está dispuesta a hacerlo. Esto tiene tres dimensiones: 1) la empresa tiene capacidad (digamos técnica) de hacer eso; 2) es íntegra, honesta, está dispuesta a cumplir, a pesar del incentivo que tiene a no hacerlo, y 3) desea el bien de la otra parte, o sea, está dispuesta a poner los intereses de su empleado, cliente, vecino, proveedor, etc. por delante de los suyos propios. En definitiva, el que quiere ser confiable debe estar dispuesto a hacerse vulnerable.

La confiabilidad, pues, se gana o se merece; puede ser demostrable; admite grados; puede crecer o decrecer, y puede desaparecer; nunca está totalmente garantizada, y exige dejarse conocer, ser transparente. La ley, las regulaciones, los contratos y las instituciones pueden ayudar, pero no dan confianza: más bien la sustituyen (si yo sé que la empresa tendrá que pagar una multa muy grande si no cumple el contrato que tiene conmigo estaré bastante seguro de que cumplirá, pero no porque yo confíe en ella, sino en la dureza de la ley y del juez).

Otro día seguiré con el tema de la confianza.

Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.

One thought on “La confianza en la empresa (I)

  1. Querido profesor Argandoña, sinceramente creo que estamos muy estancados en el tema. Si a estas alturas y a estos altos niveles empresariales hemos de estar todavía explicando el por qué es necesario que una empresa sea honesta, fiable, íntegra, etc. etc. es como si tuviéramos que explicar el por qué no hemos de dar zancadillas a las abuelitas por la calle.
    Saludos.

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