La importancia de que las preguntas estén bien planteadas

¿A quién quieres más: a papá o a mamá? Y ya tenemos al niño hecho un lío. Porque quiere a los dos, los quiere con argumentos distintos y por razones distintas, los quiere de manera diferente, y no sabe, no puede saber cómo compararlos: no tiene un «amormetro». Eso pasa con muchas preguntas en la vida diaria: que están mal planteadas y, claro, llevan a respuestas erróneas, que se traducen en soluciones incompletas que crean nuevos problemas…

Pensaba sobre todo eso días atrás, a propósito de la conciliación entre trabajo y familia. Copio de un reciente artículo de Olivetti y Petrongolo en el primer número de 2017 del Journal of Economic Perspectives: «la mayoría de las políticas familiares tratan de aumentar la oferta de trabajo de las mujeres; por ejemplo, los subsidios directos a las madres para el cuidado de los niños pequeños [guarderías]. Los permisos de maternidad quieren conseguir que las mujeres continúen vinculadas al mercado de trabajo durante las interrupciones temporales de su empleo (…) Y otro tanto puede decirse de los arreglos para el trabajo flexible o a tiempo parcial». Cosas buenas, sin duda, que muchas mujeres aprecian y que yo también valoro positivamente.

Pero si ese es el marco en que tomamos las decisiones, las respuestas vendrán condicionadas por lo que hayamos puesto por delante: en este caso, el aumento de la oferta de trabajo de las mujeres. Y esto tendrá una consecuencia: habrá mujeres (y hombres) a las que no les guste la solución que se encuentre, porque no están de acuerdo con ese objetivo, o quizás sí lo consideren deseado, pero no como el primer objetivo de una política de conciliación.

Sí, ya sé que en una sociedad pluralista como la nuestra es imposible (o al menos muy difícil) encontrar soluciones que gusten a todos. Pero en las empresas estamos acostumbrados a torear ese tipo de situaciones.: cuando «no queda otro remedio» que hacer algo, los expertos nos aconsejan quitar todas las restricciones y empezar desde cero, abrir todas las oportunidades, ampliar la visión… y esperar que salgan soluciones que antes no podíamos prever, por la existencia de restricciones, a menudo no explícitas. ¿Vale la pena probar esta receta ante los grandes problemas sociales?

 

5 thoughts on “La importancia de que las preguntas estén bien planteadas

  1. Buen articulo que refleja una de las problemáticas en materia de empleo en la actualidad. Las soluciones nunca irán a gusto de todos, pero en abordar estos temas se debe trabajar siempre.

  2. Jeje me ha echo gracia eso de ¿a quien quieres mas a mama o a papa?, que padre no ha echo eso esa pregunta alguna vez, felicitaciones por el post y por su articulo, me ha parecido un post esplendido.

  3. Polo (al igual que usted, profesor) decía que el secreto está en saber preguntar. Por ejemplo: «Si se pregunta a alguien porqué está alegre, puede responder dando alguna razón distinta de su estado de ánimo; por ejemplo, porque me ha tocado la lotería […] el sentimiento es menos informativo […] que el conocimiento intencional […] el sentimiento es “invasor”: un tinte que impregna. Ya Kierkegaard estudió la impregnación de la vida estética por el sentimiento». Y agregaba, para responder a las preguntas bien hechas que: «Sostengo […] la falta de conmensuración de la acción productiva con el producto. Tal respuesta se cifra en las nociones de estilo, de obra de arte y, por encima de estas dos, de la de innovación. La primera respuesta es dual, pues el estilo es una configuración más alta de la acción, y el arte también recae sobre el producto. La segunda respuesta también es dual, puesto que la innovación se corresponde con el progreso y con la necesidad de no olvidar el pasado». Aseguraba que la dialéctica es, por ello, el peor modo de preguntar y no merece respuesta.

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