Paco Sánchez, a quien ya he citado alguna vez en este blog, escribe una breve página en Nuestro Tiempo, número de verano de 2017. La titula «Lucia Berlin y las ideologías», un elogio de «Manual para mujeres de la limpieza», de la Berlin. Pero lo que me interesa aquí es lo que dice de las ideologías. ¡Oh, si las tuviésemos más presentes».
«Las ideología, todas, operan por simplificación de la realidad. Lucia Berlin, sin embargo, procura enriquecerla, y por eso apenas juzga, que es lo tercero que hacen las ideologías. Digo lo tercero, porque primero simplifican, luego definen dogmas -sobre asuntos cada vez más nimios y ridículos, por cierto- y después juzgan, juzgan sin parar y sin misericordia, producen millones de condenas que acaban con millones de vidas -literalmente- o las vuelven muy difíciles de vivir. Por eso, cuando una ideología se impone, aparece inmediatamente la cultura de la sospecha y de la delación: detrás de cada persona hay un disidente potencial, un posible discrepante que debe ser advertido o castigado sin dilación (…) La sospecha resulta muy incómoda incluso para quienes la padecen sin motivos, porque obliga a pasar la vida prestando cuentas a gente que ni siquiera le interesa la verdad, sino solo juzgar«.
«Las ideologías mueren. A veces dejan un residuo más o menos totalitario aquí o, más a menudo, allá. Pero terminan muriendo y enseguida llegan otras cargadas de soluciones fáciles que convierten en dogmas, que empiezan a sospechar, a juzgar y a etiquetar, que achican espacios a la libertad hasta hacerla invisible, que matan o dejan morir a otros sin el menor remordimiento hasta que la misma falta de aire que producen -la asfixia moral, ambiental y económica que van juntas- trae de vuelta el sentido común».
Tome nota el lector: si ven que alguien simplifica demasiado, si crea dogmas, si juzga continuamente, si se mueve en el ámbito de la sospecha, si no dejan que la gente actúe con libertad… está usted ante un ideólogo. ¡Mucha suerte, porque la va a necesitar!.
la verdad es que ya se la veía venir, puesto que el mismo ya sospechaba, ademas de que habian muchos rumores… polo lo veía es una gran pena..
Van a ser 5 años de la muerte del profesor Polo y me parece que su cátedra en Ha de la Filosofía tiene mucho de actualidad, pero era extraña a todas las otras cátedras en su tiempo. Sin embargo, él ya hablaba de la sospecha, ideología, dogmatismo y más en su prolífica producción. en lo personal, veo que todas esas «lacras» son históricas van siendo rescatadas por diversas ideologías a medida que consiguen a alguien que cae en sus intereses cómplices. Así se renuevan pero no tienen nada de nuevo más que la novedad «personal», propuesta por el mismo Polo. Cada vez que lo leo cobra más realidad lo que viene pasando, algo así como un «profeta» pero estoy cierto de que el mismo Polo lo veía venir, sin ningún atisbo siquiera, de profecía.