Ejercicios de reciprocidad en política

Pienso escribir otro día sobre el problema político, social, económico, humano, moral (el lector puede añadir adjetivos) creado por la posible independencia de Catalunya. Aclaro desde el principio que no quiero hablar de lo que han hecho o dicho unos y otros, ni quién tiene razón o derecho, porque ese no es el problema (y que me perdonen los que están implicados en esas posturas, que debe ser un porcentaje altísimo de catalanes, y no menor de no catalanes). Lo que a mí me interesa es el futuro (y rezo al cielo para que el pasado no nos impida un futuro decente). Por eso robo unas cuantas ideas de Daniel Innerarity, en un artículo cuyo título he usado en este blog, «Ejercicios de reciprocidad», en La Vanguardia del 2 de noviembre.

Dice Innerarity que, sea cual sea el resultado de las elecciones del 21 de diciembre, el problema va a seguir estando ahí, porque «cuando en un mismo espacio conviven sentimientos de identificación nacional diferentes, el problema que tenemos no es el de quién se alzará finalmente con la mayoría sino cómo garantizar la convivencia, para lo cual el criterio mayoritario es de escasa utilidad. Y estas cosas no se consiguen más que de manera pactada, por muy improbable que nos parezca el acuerdo en estos momentos».

«Hablar ahora de diálogo es un sinsentido, pero no lo será en el futuro cuando constatemos que el problema sigue donde estaba. No es verdad que sea imposible el diálogo, el pacto y la negociación en torno a nuestras identidades y sentidos de pertenencia. No me refiero al ser sino al estar, al acuerdo en torno a cómo distribuir el poder, qué fórmula de convivencia es la más apropiada, qué niveles competenciales sirven mejor a los intereses públicos, cómo dar cauce a la voluntad mayoritaria sin dañar los derechos de quienes son minoría…». Me adelanto a algo que he enviado a un periódico: como decía un premio Nobel de Economía hace un par de años, es importante poner cifras, datos, argumentos, a los sentimientos. Volveré otro día sobre esto.

Innerarity propone soluciones de soberanías compartidas, que son muy frecuentes en todo el mundo. Y lo que llama «ejercicios de reciprocidad». Por ejemplo, no quieras para otros lo que no querrías para ti, que puede proponerse ante la cuestión de cómo quedan las minorías en una situación determinada, o desde el punto de vista del pluralismo: «tenemos legitimidad para exigir hacia fuera el respeto de la pluralidad cuando y en la misma medida en que la respetamos internamente».

«¿Y si la mejor solución no fuera votar, elegir, sino no tener que hacerlo? Las democracias tienen una dimensión competitiva (las elecciones y los referendos, las instituciones del antagonismo y el desacuerdo, los juegos de suma cero), pero también otra de negociación (en la que se construyen acuerdos y consensos, los juegos de suma positiva); la primera, que decide según criterios mayoritarios y mediante procedimientos públicos, está sobrevalorada frente a la segunda, en la que se evita la decisión y los procedimientos son más bien discretos».

En el IESE utilizamos el método del caso como herramienta docente. Y en un caso es frecuente que aparezcan situaciones que parecen insolubles: o la ruina, o la cárcel; o incumplir con mis empleados, o engañar a mis clientes… En estos casos, hay que salirse del guión y buscar soluciones nuevas. Y esto no es difícil en una clase en la que hay un grupo de personas inteligentes, despiertas y con experiencia que, por muy implicados que se sientan con el caso que se discute, lo miran desde fuera. Claro que «nosotros» no estamos fuera del caso, pero debemos tener la serenidad para buscar alternativas creativas, novedosas, capaces de romper bloqueos. ¿Nos ponemos a ello? Gracias, Daniel Innerarity, por ofrecernos tus ideas.

7 thoughts on “Ejercicios de reciprocidad en política

  1. Concuerdo con todos, las personas que nos rodean siempre provocan los conflictos, pero viendo desde otra perspectiva, nosotros somos las personas, entonces todos somos los problemas?

  2. Estimado profesor,
    Los bosquimanos, no tan salvajes ellos, han sido siempre más inteligentes que nosotros: Saben en qué consiste la mediación y nos podrían enseñar mucho .
    Cuando alguno de sus miembros tienen un conflicto, toda la comunidad se reúne alrededor de un fuego, toda la noche o todo el tiempo que haga falta. No se levantarán hasta que el conflicto se haya solucionado, cuando hayan llegado a un acuerdo consensuado por todos.
    Los conflictos son de toda la comunidad, no de unos individuos determinados.
    Saludos.

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