En el reciente episodio de resfriado, varios amigos me dieron recetas infalibles: un zumo de limón caliente al acostarme; un buen vaso de leche caliente a la misma hora (no me dijeron si con el vaso de limón o no); el mismo vasod e leche, con miel; el mismo vaso con miel y un buen trago de coñac… y una amplia gama de pastillas, jarabes, etc. Di las gracias a todos; no hice caso a ninguna de las recomendaciones (aunque lo del coñac me resultaba muy atractivo) y acabé curado, más o menos.
Comenté este incidente con un amigo mío, economista liberal, conocedor del libro de Alan Jacobs «How to think: A surviial guide for a world at odds», si estas recetas pertenecían a lo que Jacobs llama «el principio (o supuesto) de la sencillez (o la simplicidad)», y me dijo que no, que el principio se aplica a las causas, no a los remedios, aunque habitualmente aquellas llevan a estos. Bueno, estoy de acuerdo en que el principio de sencillez no se aplica a mis amigos, porque ninguno de ellos me dijo cuál era la causa de mi resfriado. Lo cual hace que mis críticas a ese principio o supuesto no les afecten directamente.
El principio de sencillez o simplicidad declara que todas las cosas tienen un causa evidente. Yo lo había conocido desde antiguo, con otra redacción, pero esta también me sirve. Su corolario es que el remedio es también evidente. Mi amigo puso el ejemplo de la desigualdad: la causa es la inmigración y el remedio es pagar al gobierno de Libia para que retenga a los que intentan cruzar el Mediterráneo (o, en Estados Unidos, construir una valla para dejar fuera a los mexicanos). Ya lo había leído, pero no se me había ocurrido que fuera tan sencillo.
Luego mi amigo me hizo notar dos cosas adicionales. Si tú no reconoces una causa tan evidente, es que eres tonto, porque no entiendes algo tan claro que todo el mundo (sensato) entiende. O peor, que actúas de mala fe, y no quieres resolver el problema. O que tienes intereses ocultos, porque, por ejemplo, vendes armas al gobierno libio, o fabricas ladrillos para las vallas contra inmigrantes.
Y aun hay otra conclusión. El mundo se divide entre los que entienden lo que pasa y la solución lógica e inmediata, y los que no lo entienden o no lo aprueban. Y con estos no hay manera de hablar. Lo mejor que puedes hacer es alejarte de su lado, no hablar con ellos, no leer lo que escriben, porque están equivocadas o van de mala fe.
Mi amigo liberal me dijo algo más. Las ideologías acostumbran a simplificar las cosas, de modo que todo se reduce a una causa evidente y a un remedio también evidente. Pero me dijo también que todos necesitamos, al menos a veces, nuestra ideología.
Entonces las cosas que son complejas persé, o que son consecuencia multicausal, ¿qué dice la teoría de la sencillez al respecto de ellas?. Si todo es explicable o imputable a una causa evidente, todas las cosas podrían cambiarse o alterarse en el sentido positivo o negativo con cierta facilidad, ¿cómo resolvemos por ejemplo los incedios provocados? o ¿cómo resolvemos la violencia de genero? por citar algunas problemas de cierta complejidad que padecemos en España, entre otros muchos.
Interesante la manera de cuestionarse situaciones cotidianas… Enhorabuena por el blog!
Es muy importante la sencillez hoy en día. Ser como niños a veces es bueno, no se preocupan cuando se equivocan, por ejemplo. Y les encanta estar jugando y divirtiéndose.
En verdad la sencillez es lo que más suele gustar últimamente a la gente. Desde que existe Internet, la sencillez es cada vez más difícil, ya que muchos diseñadores prefieren hacer algo muy cargado y no optar por lo sencillo.
Por ejemplo, el Internet gratis es algo sencillo de tener, pero por lo contrario, todas las compañías telefónicas optan por hacerlo más difícil y hacerlo de pago.
Saludos y enhorabuena por este artículo Antonio 🙂
Hola profesor: si era tan sencillo, por qué no tenían celulares nuestros padres?
Hay que ver los problemas sencillos como sencillos.
Y los problemas complejos como complejos.
Una fuente de error muy grave y recurrente es ver problemas sencillos como complejos, o ver problemas complejos como sencillos.
Respecto al texto del comentario del blog, ni la inmigración ni la desigualdad son sencillos, sino más bien muy complejos, y ni lo uno ni lo otro se arreglan construyendo muros o dando dinero a un gobierno. Ojalá fuera así de simple!