En una entrada anterior me referí a los factores que explican que la tasa de crecimiento de la economía española, que ahora parece satisfactoria, vaya a perder fuerza, con el impacto negativo que esto tendrá sobre la creación de empleo, los salarios (que no crecen porque la productividad no crece), la confianza de los ciudadanos, etc. Mencioné algunos factores que inciden directamente en la oferta, en la producción. Y me dejé algunos en el tintero, que recupero ahora.
El mercado de trabajo, por ejemplo. La tasa de paro sigue siendo de las más altas de nuestro entorno. El mercado sigue empantanado en la dualidad, entre trabajadores con contrato indefinido, protegidos y con buenos derechos adquiridos, y trabajadores con contratos temporales, a menudo con cualificaciones bajas, que no tienen perspectivas de un empleo decente en los próximos años… aunque, eso sí, cuando se jubilen, les dirán que su pensión dependerá de lo que hayan cotizado en toda su vida laboral. Particularmente alarmante es el paro de larga duración: estamos negando el regreso al mercado de trabajo a muchas personas, porque no tienen las capacidades necesarias, porque las políticas activas no funcionan, porque los recursos, sobre todo públicos, para devolver a esa gente a un puesto de trabajo no existen o son ineficientes…
Y luego están las dificultades de acceso a los que llegan al mercado, por la misma deficiencia de los mecanismos de contratación (y aquí las empresas tienen también su culpa), pero también por el fracaso escolar, la falta de cualificaciones en las escuelas, institutos y universidades, las dificultades para desarrollar una formación profesional como Dios manda, o sea, con un pie en las escuelas y otro en las empresas…
Y tenemos también los problemas relacionados con el sector público: un sistema impositivo ineficiente, una estructura de gasto inadecuada, un estado del bienestar insostenible, unos niveles de fraude y evasión fiscal que no tienen sentido… Y un sistema de financiación autonómica fracasado. Y unas pensiones que no se pueden sostener.
Bueno, ya está. Pero no, no está: todavía hay más cosas que contar, pero lo haremos otro días.
Muy interesante y agudo post. Para el ciudadano de pie todos los datos macros aportados por el telediario distan sustancialmente del cotidiano. Siempre queda la duda de si realmente se formuló un saneamiento de fondo a las taras de la economía española o simplemente se tomaron medidas para capear el temporal.
Una teoría que explica los hechos (oferta, demanda) por acumulados (mensuales, trimestrales, anuales …) no puede dar razón de los hechos puntuales y menos de los imprevistos. Pero no hay nada más humano que eso! No me negará profesor, que la programación dinámica es un enfoque más correcto y permite retroceder hasta encontrar lo buscado en medio de la combinatoria. Fredholm, buscaba eso: qué funciones eran integrables porque así, podrían ser la derivada de otra. Nada más adecuado para la teoría económica que aquello. Los acumulados que se rigen por principios marginales, pueden servir a gran escala sólo cuando son integrables. Pero la física por ejemplo, se dio cuenta de que esos cálculos fallaban en casos concretos, experimentales. Era por el tiempo, que no se puede acumular.