Trece diagnósticos de los males de la economía

Los encontré hace unos días en Prospect (aquí): la opinión de trece expertos sobre lo que no va bien en la economía: ellos dicen en la economía como ciencia, pero me parece que lo que afirman va más lejos de un ejercicio académico. La revista no explica de dónde sacan los brevísimos párrafos de los expertos, y me da la impresión de que hay una cierta falta de honestidad, al pretender reducir un montón de ideas jugosas en unas cuantas líneas. ¡Y yo voy a ser culpable de participar en ese diagnóstico! Sí, pero al menos me sirve para señalar algo, que todos conocemos, más o menos: no hay manera de que los economistas se pongan de acuerdo. Vamos a ver lo que dicen:

Larry Summers: las economías modernas no son mecanismos auto-regulables; hemos de aprender a evitar los ciclos viciosos y contenerlos cuando aparecen.

Deirdre McCloskey: no pasa nada; los años recientes han sido años de grandes avances, de modo que no caigamos en el error de diseñar políticas basadas en el miedo, que producen resultados perniciosos.

Martin Wolf: revisemos el modo como entendemos la relación entre los sistemas financieros y la economía real, busquemos modos más estables de conseguir que ambos funcionen, y evitemos que los gobiernos se endeuden cada vez más.

Robert Gordon: la tecnología no funciona; los robots y la inteligencia artificial no están cambiando nuestra vida, como tratan de convencernos.

Ruth Lea: el análisis económico y la previsión económica son un arte, no una ciencia; no pongamos tanta confianza en ellos.

Jagdish Bhagwati: reivindiquemos el libre comercio como potencial de crecimiento de los países, sin dejarnos llevar por el triunfalismo y la complacencia, que acaban atrayendo a las políticas intervencionistas, que son un juego de suma cero.

Ann Pettifor: el dinero no es un bien, sino una construcción social; no puede haber un mercado de dinero, no puede llegar a ser escaso: es una promesa de pago.

Barry Eichengreen: hemos de preparar mejor a los trabajadores para poder llevar a cabo las tareas que no pueden hacer las máquinas.

Jim O’Neill: China no tiene mucho que aprender de las economías avanzadas; ellos nos enseñan a nosotros la necesidad de esta informados y preparados para los cambios, y a orientar las políticas no a tranquilizar a los mercados, sino a solucionar los problemas.

Adair Turner: en nuestra economía automatizada, los rendimientos se concentran en unas pocas manos; debemos revisar la legislación y los impuestos sobre la propiedad.

Brad DeLong: los fallos del sector privado no se pueden corregir con más gasto público; la regulación no es capaz de mantener la estabilidad financiera; al final, la prosperidad no es posible sin un gobierno democrático y eficiente, es decir, sin buenas instituciones.

John Kay: olvidémonos de los modelos que pretenden controlar la incertidumbre mediante las probabilidades: nuestros problemas importantes son de incertidumbre radical.

Tim Congdon: los modelos “nuevo keynesianos” son incapaces de explicar la inflación y el paro; hemos de encontrar cómo meter el sistema financiero en esos modelos.

Yo no pretendo enmendar la plana a ninguno de ellos. Este breve y sesgado listado de problemas dice mucho sobre lo que nos ha pasado y nos pasa, de nuestras limitaciones como académicos, como políticos, como empresarios y como ciudadanos. Pero soy optimista. Estamos aprendiendo mucho, aunque también nos hemos equivocado mucho. No estamos a la altura de los retos, pero conocemos cuáles son esos retos. No estamos de acuerdo en todos ellos, pero estamos aprendiendo, y no podemos quitarnos de encima nuestros prejuicios con facilidad, porque tienen muchas causas: unas son ideológicas; otras se deben a la escuela en la que nos encuadramos; otras, al silo en el que estamos encerrados, y que nos impide ver la realidad en toda su extensión…