Me refiero al documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, titulado «Oeconomicae et pecuniarie questiones»; he publicado una presentación y comentario del documento en Aceprensa (aquí). Me ha gustado porque es un documento bien escrito, claro, con buen contenido no solo teológico y religioso, sino también de economía y ciencias sociales; hace años, los documentos de la Iglesia católica se dedicaban principalmente a reiterar lo que la doctrina social decía; ahora, cada vez más, usan el lenguaje «laico» y entran en la discusión de los temas relevantes. La Iglesia se siente responsable del bienestar de las personas, de su dignidad y de sus derechos fundamentales, y por eso denuncia, sugiere y propone soluciones. Obviamente, lo que dicen no tiene por qué agradar a todos, pero al menos se debe leer con interés.
En el artículo de Aceprensa mencionado antes señalo cuatro niveles de argumento incluidos, en mi opinión, en el documento. El primero es el de los fundamentos, discutiendo temas como la necesidad de superar las visiones estrictamente económicas, para entrar en temas más amplios, que afectan a la promoción integral de la persona. Señalo, por ejemplo, que poner énfasis en la maximización del beneficio implica que la mano de obra es un coste, algo que hay que minimizar. Y, claro, ¿qué quedará de la dignidad de la persona, si lo que nos interesa es que desaparezca de la cuenta de resultados?
Si el primer nivel es antropológico, el segundo es ético. Es el nivel de los principios: no podemos estar todo el día discutiendo sobre los fundamentos -la persona, sus acciones, la sociedad…-, de modo que hemos de establecer unos cuantos principios básicos, que reflejan una sabiduría moral común.
El tercer nivel es el de la descripción, crítica y discusión de los problemas económicos y financieros. Esto es lo que motiva el documento, y ocupa la mayor parte del mismo. Lo que vemos aquí es un diálogo de la doctrina social con la economía y otras ciencias sociales. Es la parte más interesante del documento, bueno, la más interesante una vez nos hemos puesto de acuerdo sobre los fundamentos y los principios.
Y el cuarto nivel es el de las recomendaciones. No gustará a todos, claro, porque aquí habrá interpretaciones distintas, y supuestos ideológicos distintos. Pero aquí conviene tratar de entender los argumentos del otro, para desarrollar un diálogo fecundo.
En resumen, es un documento interesante, útil, que recomiendo que sea objeto de lectura, reflexión, diálogo, discusión… Todos podemos salir ganando con esto.
Gracias por el gran artículo profesor, es una excelente lectura recomendada para estar al día como dice mi compañero Javier. Espero que siga así por muchos años. Saludos.
Gracias profesor Argandoña por participarnos lo que ocurre en el mundo sensato y por tenernos siempre al día