Leí hace tiempo que los Navy Seals, una de las mejores fuerzas de operaciones especiales del mundo, se reúnen después de cada acción, en lo que llaman «revisión después de la acción», para discutir tres preguntas: ¿Qué ha salido bien? ¿Qué no ha salido bien? y ¿qué haremos de otra manera la próxima vez?
Obviamente, la confianza en el equipo es clave en este tipo de operaciones, algo que también debe ocurrir en todas las organizaciones, en mayor o menor medida. La confianza es el resultado de la cooperación, no del control. Comentando esto, Daniel Coyle explicaba en una entrada del blog Knowledge@Wharton, que a menudo pensamos que hay que crear confianza porque somos vulnerables, pero que la clave está en que, cuando somos vulnerables todos juntos, entonces es cuando creamos confianza. Por eso, hablar de los fallos, de los errores, crea confianza, porque cada uno se abre del todo a los demás.
Coyle cuenta otro caso interesante: el de los que gestionan los silos nucleares en Montana y North Dakota: un trabajo estresante como pocos, en el que solo puedes confiar en la seguridad y la conexión con tus compañeros. Y añade que, en un mundo complejo y rápido, el conocimiento debe estar distribuido en la organización, de modo que cada uno sabe que no lo sabe todo, pero confía en que entre todos tienen todo el conocimiento necesario.
Acaba recomendando hacer muchas preguntas en la organización, sobre lo que estamos haciendo aquí, cómo lo hacemos, para qué, con quién…
Me parece un artículo muy interesante y en gran parte estoy de acuerdo, pero yo gestiono una empresa de reformas en Málaga y sé lo que es pecar de exceso de confianza con proveedores y trabajadores. Creo que todo debe ir en su justa medida.
Saludos,
Estimado Antonio: la confianza se deposita cuando nos une la colaboración, sin embargo en la competancia no puede exitir la confianza, necesitamos, contratos, cláusulas, control…
La confianza simplifica y nos ayuda,
Saludos,