Deberes del economista profesional

Curioseando papeles antiguos, he encontrado unas notas que tomé hace… muchos años, de un artículo de Arnold C. Harberger, un economista muy famoso en su día, hoy bastante olvidado, en un artículo «En memoria de Harry G. Johnson, 1923-1977», publicado en la American Economic Review de septiembre de 1978, o sea hace 40 años. Se trata de un decálogo de deberes del economista profesional, que reproduzco aquí, no literalmente, sino según las notas que tomé.

  1. Trabajar para extender continuamente y poner al día los conocimientos que la ciencia económica puede ofrecer.
  2. Extraer las lecciones que se derivan del conocimiento de la economía y de su historia, para la formulación de políticas (Harberger pensaba en las políticas públicas, claro).
  3. Exponer franca e inequívocamente, en foros públicos, las falacias que están en la raíz de las creencias comunes y de muchas plataformas políticas.
  4. Criticar recta y abiertamente el trabajo de sus colegas.
  5. Ser claro en la exposición de las conductas indignas de sus compañeros de profesión.
  6. Procurar compartir sus conocimientos profesionales con otros, en la medida de la humanamente posible.
  7. Ayudar, sobre todo, a los jóvenes que luchan por aumentar su conocimiento y crecer en la profesión.
  8. Mantener siempre sus promesas.
  9. Evitar la arrogancia y la ostentación a toda costa.
  10. Ganar su lugar en la profesión, cada día.

Un magnífico decálogo de lo que es un buen profesional, ¿no? Dice mucho del talante de Harberger (y de Harry Johnson, al que dedica su artículo), como maestro, como asesor de gobernantes, como colega, como investigador y como difusor de conocimientos. No estaría de más que creásemos un «juramento hipocrático» (o «harbergerático») para que nuestros estudiantes y colegas lo cuelguen, debidamente enmarcado, en su despacho profesional…

3 thoughts on “Deberes del economista profesional

  1. Me parece interesante que a pesar del tiempo transcurrido tras dichas manifestaciones, hoy en día se sigan aplicando los mismos criterios a pesar del avance de la sociedad y tecnológicos que, se quiera o no, también llegan a influenciar en determinar nuevos criterios de actuación en cualquier nivel profesional.
    Es el claro caso del punto «6 Procurar compartir sus conocimientos profesionales con otros, en la medida de la humanamente posible.» En las que a día de hoy se ha vuelto una tendencia recomendable pese a años con altibajos egocéntricos relacionados sobre todo a la tarea de compartir técnicas y conocimientos profesionales.

  2. Estimado profesor,
    Cuando leo estos decálogos del buen profesional, de cualquier profesión, me pregunto siempre, ¿Y hoy en dia, después de tantas décadas de predicar lo mismo, lo ético, lo obvio, por qué no se están haciendo bien las cosas? Si se necesita airear decálogos y códigos deontológicos constantemente para que se hagan bien las cosas, será porque algo se hace mal ¿no? ¿Cómo es posible que no avancemos ni salgamos nunca de estos temas? Decálogos y códigos bien intencionados contra intereses y comportamientos perversos, ¿Quién gana casi siempre? Los profesionales que no actúan éticamente no es por desconocimiento, saben perfectamente lo que hacen. Un decálogo bien enmarcado en la pared no hará cambiar nunca su conducta.
    Disculpe y saludos.

  3. Estimado Antonio.

    Hace bastante tiempo que leo sus blogs, pero soy muy reservado y hasta hoy nunca hice comentarios.

    Los leo con mucha atención y coincido en un alto porcentaje en sus afirmaciones.

    Hoy sucede lo mismo, la única observación, si me lo permite, que salvando lo de «Economista» es un decálogo del Buen Profesional. Y todos deberíamos jurarlo y respetarlo.

    Seguiré aguardando sus pist.

    Saludos

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