El lector habitual de este blog (¡muchas gracias!) ya sabe que copio mucho. Me tranquiliza pensar que todos los hacemos. Sobre todo, que todos los hicimos. Hay un anuncio publicitario de unos servicios odontológicos en Barcelona, en que se ve a papá limpiándose los dientes delante de un espejo, y su hijo pequeño, limpiándose también los dientes y mirando a su padre en el espejo, claramente para copiar lo que hace. Así hemos llegado a ser humanos. ¡Y luego decimos que yo no le debo nada a nadie!
Perdón por la distracción. Quería decir que el título de esta entrada me ha venido sugerido por otra entrada de otro blog (aquí), a la que he tenido acceso a través de The Family Watch (aquí) (esto ya es copiar al que copia…). Se llama, en inglés, «haciendo de padres mirando al resultado» (traducción libre, claro). Empieza diciendo: «¿Qué cambiaría en nuestra crianza si pudiéramos ver a los futuros adultos en estas pequeñas personas que estamos criando? ¿Cómo podríamos hablar con ellos, y qué tipo de opciones tomaríamos si fuésemos completamente conscientes de que estamos criando a los futuros padres de nuestros nietos y al futuro empleado o jefe de alguien y al futuro cónyuge y al vecino de al lado y al amigo de alguien (con suerte, nuestro propio amigo futuro) y posiblemente incluso la persona que algún día nos cuidará cuando no podamos cuidarnos a nosotros mismos?».
Ya está. Esta entrada podría acabar aquí. Lo que queda es traducir esto a todas las personas con las que nos encontramos en nuestra vida: el jefe o el subordinado, el conductor de autobús que nos lleva o la farmacéutica que nos atiende, el pobre que pide a la puerta de la iglesia o el niño que amenaza con atropellarnos con su patinete (explicación para otras culturas: los patinetes, sobre todo los eléctricos, están inundando Barcelona, para susto de los que ya peinamos canas…). No te pares: sigue sacando conclusiones: las posibilidades son infinitas.
«Pero si los miro así, me tomarán el pelo, me tendré que dejar engañar….» Vuelve a pensarlo: si de verdad les quieres, no puedes dejar que se comporten así, porque no buscas el bien para ellos. Lo de «amar al prójimo como a ti mismo» es un mensaje con muuuuuuchas implicaciones positivas.
Muy acertada la visión del artículo. Un abrazo y muchas gracias.
Al contrario que el anterior lector, no creo que en este sentido la fe pueda paliar la falta de educación o civismo que azota actualmente Barcelona, en realidad cualquier gran núcleo en territorio español. Esa educación de la que habla Antonio, es la que se da en el ámbito familiar más allá de religiones, ¿o es que los ateos son carentes de toda educación?
Los ateos tienen fe: en que no existe Dios. Y los agnósticos tienen una fe superior: en que no hay que preocuparse del tema. Otra cosa es que ambos estén equivocados. Eso es otro tema
Buenos días (tardes en Barcelona), profesor: «copio» una cita de Juanfer de su libro Virtudes Teologales, porque se que le gustará: «… otro medio para que alguien reciba la fe sobrenatural pasa por la educación religiosa, la cual es la superior de todas, y ello por dos motivos: uno, porque su tema es la realidad superior existente: Dios; otro, porque se dirige al nivel cognoscitivo humano superior, el intelecto personal, al conocer como acto de ser (no a la razón, que es una potencia de la esencia inmaterial humana, o a los sentidos, que son potencias de la naturaleza orgánica humana)». Creo que ilustra con creces la intención de esta entrada de su blog, del que soy seguidor «consagrado»