Me han pedido que escriba sobre ese tema: Cómo regenerar la vida política. Mi primera impresión es que me pedían, no diré un libro, sino una biblioteca entera. Se me ocurrió una manera de tratarlo: hacer un elenco de los temas sobre los que versa la política: el régimen (democracia, autoritarismo, totalitarismo), los derechos de los ciudadanos (vida, seguridad, dignidad, desigualdad, pobreza, libertad religiosa, vivienda, empleo, educación, inmigración, minorías, discriminación), las instituciones (familia, matrimonio, libre mercado, contratos), la convivencia ciudadana (derechos políticos, regímenes electorales, representación, conflictos), la administración pública, las relaciones internacionales u otros muchos.
Irían apareciendo así posibles motivos para el disgusto de los ciudadanos, pero me parece que no responderían a la pregunta que me habían hecho: el distinto punto de vista que podamos tener sobre la estructura de la ley electoral, la legislación sobre el aborto o la proliferación de partidos populistas no son, por sí mismos, muestra de la degeneración de la política, sino de la pluralidad de posiciones de los ciudadanos sobre las decisiones políticas. Y esto nos llevaría más lejos, a preguntarnos cuáles serán las consecuencias de discrepancias profundas y qué tipo de convivencia se puede organizar en esa sociedad, que sea, al menos, dinámicamente estable a lo largo del tiempo.
Así que pensé otro modo de enfocar el tema de la degeneración de la política (que, lógicamente, es lo que explica la necesidad de regeneración): revisar los temas que aparecen en los medios de comunicación: corrupción, clientelismo, falta de transparencia, manipulación de votos, incumplimiento de leyes, mala gestión y muchos más. Esto sí nos pondría sobre la pista de los motivos de desagrado de los ciudadanos.
Pero me pareció que, una vez hecho el catálogo de temas, aún no habríamos empezado a entrar en cómo regenerar la vida política. Y pensé que sería preferibles hacer un conjunto de reflexiones, desordenadas y no suficientemente fundamentadas, sobre lo que es la política y la ética política hoy, en la teoría y en la práctica, y sobre las razones que las amparan. Porque, pensaba yo, si, por ejemplo, me parece que la política va de convivencia, y falta diálogo en la sociedad, y vemos al otro como un enemigo (esa es la manera de pensar la política desde tiempos de Hobbes: el hombre es un lobo para el otro hombre)… pues ya está, ya he encontrado qué tecla hay que tocar para regenerar la política.
Por si alguien pensaba que ahora iba a entrar en este tema, sabed que hoy es el día de Reyes, que en España es el día en que nos hacemos regalos, y no tengo intención aburrir a mis lectores con mis consideraciones. O sea que… felices Reyes Magos, y hasta otro día.
Antonio,
lei tu articulo, tambien pienso que debe estar basada en la “verdad”, respecto a las personas y beneficiar a los más desfavorecidos. La politica que aplica la izquierdas y derechas seguirán fallando si no se pone una unión entre los hombres, donde el respeto por la dignidad de la persona y la igualdad de derechos de todos.
saludos
Estimado Antonio,
Pienso que la regeneración debe estar basada en la «verdad», no en la verdad que hacemos cada uno a nuestra medida y según nuestros intereses, sino en la verdad del respecto a las personas y especilamente de los más desfavorecidos. Las políticas de izquierdas y de derechas seguirán fallando si no ponen en marcha la fraternidad como lazo de unión entre los hombres, respetando la dignidad de la persona humana, la igualdad de derechos de todos los seres humanos y la solidaridad de unos por los otros.