¿Por qué no nos ponemos de acuerdo, al menos en temas de política o sociedad? Hace unos días encontré una entrada en un blog del Independent Institute que me ayudó a entenderlo. La tesis es muy sencilla: hay tres maneras de concebir las relaciones sociales: la socialdemócrata (el blog la llama liberal, en el sentido norteamericano del término, es decir, más próximo al socialismo), la conservadora y la libertaria (luego haré una «enmienda a la totalidad»).
- La versión socialdemócrata presenta esas relaciones en términos de «opresores» vs. «oprimidos». En su versión tradicional, sería trabajadores vs capitalistas; más modernamente, ricos vs pobres; en términos de ideología de género, varones vs mujeres…
- La versión conservadora: «civilización» vs «barbarie», «orden» vs «desorden», «reglas» vs «improvisación».
- La versión libertaria (en Europa diríamos liberal clásica): «libertad» vs «coacción» o «poder».
¿Qué pasa con los inmigrantes? Los primeros dicen: están oprimidos por sus gobiernos, por los plutócratas, por el capitalismo globalizado, por la policía de fronteras, por los campos de refugiados… Hay que encontrar una lugar donde puedan ir. Los segundos dicen: no se puede permitir que vayan donde quieran, que no cumplan la ley, que perturben las comunidades tradicionales de nuestros países. Los terceros: que vayan a donde quieran, pero, eso sí, que se hagan cargo de sus asuntos, que no quieran que les financiemos su decisión.
Me parece que esta manera de ver los problemas es útil para entender las distintas posiciones. Lo difícil es dialogar, una vez hemos llegado a la conclusión de que tú piensas como piensas mientras que yo pienso de otra manera. Lo «fácil» es plantear concesiones, pero esto continúa la dialéctica del enfrentamiento. Me parece que lo que hay que hacer es, principalmente, tratar de entender al otro, y que el otro me entienda a mí. ¿Qué entiendes por opresión, por barbarie, por coacción? La «enmienda a la totalidad» que planteo antes es solo una invitación a abandonar las categorías colectivas: tú eres socialdemócrata, el otro es libertario… Porque, probablemente, cada uno de nosotros es muchas cosas al mismo tiempo: una cosa cuando hablamos de tráfico, otra cuando lo hacemos de pensiones, otra con la educación y otra con el derecho a la muerte digna… Al final, encerrar al otro en una clasificación es una forma de excluir el diálogo desde el principio. Vamos, digo yo…
Las personas estamos infuenciadas por todo aquello que aprendemos a lo largo de nuestras vidas. Todos esos conocimientos condicionan nuestra forma de pensar. Al fin y al cabo las personas no nos ponemos de acuerdo porque por mucho que hablemos es imposible que podamos transmitir toda la información a nuestro interlocutor y por ende transmitir todo nuestro punto de vista.
Estimado Antonio: es difícil establecer acuerdos y entenderse, cuando el interés particular de cada uno pasa a ser lo más importarte e irrenunciable, independientemente del marco político en el que se mueva. Creo que solamente aquellos proyectos que abordar personas que piensan verdaderamente en el servicio a los demás, son capaces de hacer posible el entendimiento y los acuerdos.
Saludos.
Eso es lo que Polo llamaba «movimiento circular» y corregía a Aristóteles, para poder entenderlo mejor. Los términos se elongan decía Polo. Por ejemplo, un puente es el término. Unos dicen que es para cruzarlo y otros que es para unirlos y otros… Éstos son los movimientos continuos, es decir, el puente (movimiento circular) se corta y elonga debido a movimientos continuos (lo que cada uno quiere o cree) pero al final se construye el puente. El fin es lo que ordena (la causa final aristotélica)