Últimamente se está pidiendo a las empresas sociales (Fundaciones, onegés, etc.) que se comporten como empresas con fines de lucro, es decir, que traten de «maximizar» el rendimiento de cada euro o dólar «invertido». Me parece muy bien, como idea general. Pero no veo fácil ponerlo en práctica. Me di cuenta de esto hace unos días, hablando en Málaga en una actividad organizada por CaixaBank Banca Privada, donde el tema era la filantropía.
La razón básica es que, cuando comparamos el «rendimiento» de una letra del Tesoro con el «rendimiento» de una fábrica de zapatos, estamos hablando siempre de «rendimiento», es decir, rentabilidad financiera de un capital invertido en una cosa o en otra. Y esto admite una comparación. No sencilla, claro, porque puede haber diferencias importantes en cuanto a riesgo, duración, liquidez, etc., pero podemos suponer que, si los mercados son eficientes (mucho suponer), el resultado final será comparable.
Pero, ¿qué pasa cuando comparamos «rendimientos» sociales? Por ejemplo, un sin techo tiene un problema de vivienda, otro de trabajo, otro de salud, otro de equilibrio psicológico, otro de posibles adicciones… Si quiero comparar el «rendimiento» de un euro dedicado a proporcionar cobijo nocturno a los sin techos con el de un euro dedicado a buscarles trabajo, ¿cómo compararlos?
Esto no quiere decir que los non-profit no tengan que medir. Pero hay que tener muy claro lo que queremos medir. Habitualmente nos dicen que han atendido a no-sé-cuántas-personas, pero esto puede no ser demasiado significativo. De entrada, lo que deberíamos pedir a esas acciones sociales es que se coordinen y apoyen entre sí: uno ofrece alimento, otro mantas, otro atención psicológica… y al final podemos tener un indicador muy bueno del resultado final. Que será el componente de unos cuantos «rendimientos» parciales.
Preguntar por el rendimiento del dinero dedicado a esto lleva a otro problema: la resistencia a financiar los gastos generales de esas instituciones, que no son «ayuda directa», pero que son gastos necesarios.
Al final, lo que habrá que hacer es hablar con los que llevan a cabo esas labores, que son los verdaderos expertos…
En mi opinion personal se esta forzando la comparación entre temas que no son tan sencillos de comparar.
Yo creo que hay que medir la sincronía según el caso, y la sincronía social, es decir, entre casos (por decirlo de algún modo). No hay concepto de conceptos como decía Polo, sino sincronización de conceptos al mediar en los juicios.