En esta entrada me uno a una «campaña» que lleva promoviendo Antonio Vives desde hace unos años, en su blog Cumpetere (ver aquí). Bueno, seguramente a él no le gustará que le atribuya la voluntad de llevar a cabo una campaña, pero, al menos, insiste una vez y otra sobre la falacia y la ilusión de que estamos avanzando mucho y muy bien en la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) y en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS); la última entrada que recuerdo sobre este tema se titula «El Pacto Mundial se hace trampas en el solitario: Falacia e ilusión».
Falacia e ilusión, porque, dice, hablamos mucho del tema, pero hacemos muy poco. En parte es culpa de unos objetivos vagos, difíciles de concretar, que nadie toma como una obligación personal y, por tanto, en los que no hay un compromiso firme. También en parte, porque esos objetivos no se pueden concretar cuantitativamente: podemos decir que hemos puesto no sé cuántos millones de dólares en no sé qué necesidad, pero esto no quiere decir que se haya avanzado en la satisfacción de esa necesidad, porque, como el propio Antonio Vives subraya una y otra vez, ahí apuntamos cifras que hemos dedicado en el pasado a ese objetivo, no dinero nuevo, que es el que hace falta para solucionar los problemas.
No quiero insistir en la línea del autor de ese blog, pero sí quiero hacer alguna reflexión sobre la RSE, a la que, si nos descuidamos, le puede pasar algo parecido. ¿Hacemos todo lo que podemos? No, claro: esto no es posible. Quizás hacemos lo que podemos hacer sin llevarnos a consecuencias desastrosas: podemos, por ejemplo, multiplicar por diez los sueldos de todo el personal; otra cosa es cuánto durará la empresa después de ese gesto.
Lo que sí podemos hacer es ver dónde estamos, cuán lejos estamos de donde nos gustaría estar, qué tenemos que hacer para acercarnos a ese objetivo, qué podemos hacer sin causar males peores y qué vamos a hacer el año que viene, para poder dar cuenta del progreso o no, y volver a empezar el año que viene. ¿De verdad es esta la manera que tienen nuestras empresas de entender su RSE? Bueno, esto no es lo que aparece en sus Informes anuales.
Saludos querido profesor, tiene la razón. Los empresarios debemos saber la gran responsabilidad que conlleva nuestro cargo y nuestro uso dentro de la sociedad. Sin embargo, muchas personas no entienden el por qué de nuestras acciones y tan solo juzgan sin conocer de finanzas, inversiones, economía y de cómo gestionar lo más importante que es el talento humano. Por eso a veces me llevo mejor con los robots como Metatrader, que siempre vienen bien para probar y entender el funcionamiento de las acciones en la bolsa. Si quieres saber un poco más, descubrelo aquí
Estimado Antonio;
Si la RSE supone un pequeño % del bien, con respecto al gran % de mal que la empresa puede hacer, por su falta de respecto a la dignidad de las personas, al medio ambiente, la promición de productos innecesarios…, su RSE no es de «verdad».
Los empresarios Cristianos deveríamos tener una gran responsabilidad ya que en nuestra doctrina está la «verdad», pero de nada sirve si no la practicamos, ya que la «verdad» tiene indicadores inconfundibles «el bien».
Saludos cordiales,