En una entrada anterior con este mismo título concluí que se podía ser más o menos responsable, y que no hacía falta ser cada día «más responsable»: si una decisión es responsable, no hace falta tratar de que sea cada día más responsable, teniendo en cuenta las limitaciones de los humanos y las complejidades del mundo en que nos encontramos. Pero me preguntaba si podía haber alguna excepción a esto. Y me parece que los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) pueden ser un ejemplo.
Los ODS añaden a la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) tres dimensiones. Una: la «sociedad» define 17 objetivos y 169 metas que considera deseable conseguir, como parte de los impactos (positivos) que las empresas pueden tener. Dos: las empresas pueden asumir esas metas también como metas para ellas mismas. Tres: esas metas se definen como algo que puede y debe ser mejor, es decir, no como un estado, sino como un objetivo, algo que puede ir a más.
O sea, me parece que una empresa puede plantearse tener una responsabilidad social «buena» en todas sus decisiones; le gustaría ser «excelente», pero tiene que conseguir resultados en muchos ámbitos, económico, técnico, psicológico, social, ético… y es lógico que no llegue al óptimo en todo. En tanto que una empresa que acepta el reto de conseguir algunas de las metas de los ODS debe esforzarse por hacerlo mejor cada día. Es como el alumno que no se conforma con un aprobado, sino que apunta a una nota más alta, hasta el «con honores», si es posible.
De alguna manera, el compromiso con los ODS es como un reto para las empresas que quieren ser socialmente más responsables, al proponerles pasos positivos, medibles, que dar. Y no siempre lo conseguirán, pero lo intentarán. Está claro, pues, que en sus informes podrán manifestar su adhesión a los ODS y a las metas que han elegido, pero no siempre podrán presentar resultados mejores.
Esto no tiene por qué ser un demérito. Pensemos, por ejemplo, en una empresa que trataba de aumentar su volumen de empleo sostenible, y se encontró con el coronavirus, que echó por tierra sus esfuerzos. Su memoria este año será un acto de humildad: queríamos conseguir este adelanto, y nos tenemos que conformar no con un adelanto, sino con un retroceso que, no obstante, hemos conseguido que sea limitado, menor que el que nos permitía la legislación.
Cuando escribo esto estoy pensando en los miles de empresas pequeñas que no pueden tener objetivos sostenibles de envergadura, quizás porque están en un mercado de commodities, fuertemente competido, con escasez de recursos… Comprometerse a ser responsables de sus impactos en la sociedad es ya un paso importante. Que no las desanimemos tratando de animarles a apuntarse a las metas de los ODS…
Gran artículo sobre la Responsabilidad Social de la Empresa, las empresas pequeñas han perdido mucho con los ERTE y el confinamiento, don Antonio un gran articulo. Saludos.
Una bonita utopía que ojala podamos ver hecha realidad algún día. Probablemente empresas consolidadas puedan tener esa responsabilidad estática.
Lamentablemente en un país como el mio donde el 95% son empresas pequeñas y medianas primero vienen por mucho los ingresos económicos (inclusive si rayan en no éticos) que en la responsabilidad social.
Una cita que encontré en el último Studia Poliana dice: ‘»un primer principio para avanzar en la construcción de un pueblo: el tiempo es superior al espacio” . O sea, la plenitud debe imponerse a la limitación’. Coincide con lo que dice Polo en Persona y Libertad sobre avanzar en virtudes personales (plenitud) y los hábitos profesionales (limitación)
Gran articulo Responsabilidad Social de la Empresa hace unos dias salio una noticia sobre la reforma laboral que creo que si se puede arreglar seria mejor para todas las empresas y empleados , las empresas pequeñas han perdido mucho con los ERTE y el confinamiento don Antonio gran articulo .