Eso dice el refrán español: «De bien nacidos es ser agradecidos». Me vino esto a la memoria leyendo un gran libro, que recomiendo a mis lectores: «Justicia. ¿Hacemos lo que debemos?», de Michael J. Sandel (Barcelona: Penguin Random House 2000). En él menciona a Judith Martin, «la señora Maneras», que escribe sobre cuestiones de etiqueta y que se lamentaba de que se habían dejado de escribir notas de agradecimiento, porque «la práctica de una conducta apropiada acabe por alentar los sentimientos virtuosos; si escribes un buen número de notas de agradecimiento, al final sentirás agradecimiento, aunque sea por un momento».
Por la misma razón, no participo de la opinión de los que dicen que no se debe contestar a un email con otro para dar las gracias por el anterior. Sin caer en la tentación de dar las gracias por el mail que da las gracias al mail que da las gracias…, me parece oportuno manifestar agradecimiento, por dos razones. Una, la que dice la Sra. Martin: porque hacer un acto de agradecimiento explícito desarrolla la virtud de la gratitud. Y otra, porque despierta el agradecimiento en el que ha recibido mi gratitud, y le lleva a pensar que su acto no ha caído en el vacío, de modo que en el futuro volverá a ser agradecido. «Inculcar una conducta virtuosa -dice Sandel- ayuda a adquirir la disposición de actuar virtuosamente».
Y el desarrollo de la virtud de la gratitud llevará a otras consecuencias, todas buenas. Manifestar gratitud lleva a mejorar la relación con la persona a quien se le manifiesta, y puede ser un medio para curar heridas psicológicas anteriores. Puede reforzar las relaciones con esa persona en el futuro. Dar las gracias puede ayudarnos a superar el resentimiento por lo que no tenemos, o por las cosas que nos han hecho en el pasado y que no nos gustan. Hay muchos estudios que muestran que las personas agradecidas disfrutan más de la vida y tienen un bienestar superior. Probablemente se apoyan más en la ayuda de las otras personas, saben encontrar lo bueno de lo que les ha pasado y reconsiderar sus experiencias para buscar eso que es bueno. Y las personas que experimentan cuidados -por ejemplo, por enfermedad, discapacidad, edad, etc.- suelen mostrar niveles de felicidad más altos cuando su gratitud es mayor.
El finado profesor del Iese José María Rodríguez tiene un capítulo sobre el agradecimiento en su libro sobre el factor humano en la empresa que es una joya. Recomendable lectura para complementar lo dicho por el Prof Argandoña
Estimado Antonio, muy interesante y quizas el estímulo principal para el paso por la vida «el agradecimento», no somos los creadores de la vida ni del medio que la hace posible, no estaría de más pensar y transmitir el agradecimiento a todo aquello que hace posible nuestra vida y pienso que es el origen para que surga la ilusión, el amor por la familia, por el trabajo, por la naturaleza ….
Saludos cordiales,
La virtud de la gratitud mejora el mundo.
Qué bonito que cite a Judith Martin, la señora maneras. Hoy se han perdido lo que los ingleses llaman The Manners, que incluye el agradecimiento. Y estoy de acuerdo con usted Profesor. Dar las gracias es necesario, positivo, no sólo por una cuestión de educación si no también para ser Persona en todo su sentido…
Muchas gracias por este estupendo post.