No he podido resistir la tentación a copiar unos párrafos de un artículo de Robert P. George titulado «On Critics and Bullies» (De críticos y acusadores), en Mercatornet (aqui), debidamente traducidos.
Un crítico, incluso uno enérgico, hace negocios en la moneda apropiada del discurso intelectual: presentando evidencia, proporcionando razones, argumentando; un acosador cuestiona los motivos de las personas y los llama por sus nombres.
Un crítico quiere discutir un tema, tratar de persuadir a otro para que cambie de opinión o vea las cosas de otra manera; un acosador quiere cerrar la discusión.
Un crítico apela a la razón, la mente y la conciencia del otro; un acosador intenta inducir miedo, recurriendo a amenazas y vergüenzas para asustarlo y someterlo.
Un crítico permite al otro presentar su caso en los términos que considere apropiados, y no trata de ganar argumentos dictando el lenguaje de la discusión de manera que surja la pregunta; un acosador hace exactamente lo contrario.
Un crítico quiere desengañar al otro de un error; un acosador quiere privarle de su medio de vida, tanto como un castigo por pensar mal y por alentar a los demás.
Un crítico está dispuesto a ser desafiado, así como a desafiar; un acosador considera cualquier cuestionamiento de sus creencias como un asalto personal, por ejemplo, un ataque «intolerante» a su «identidad».
Un crítico reconoce que el otro tiene derecho a su opinión, incluso si, a su juicio, es errónea; un acosador insiste en que «el error no tiene derechos» y que los que están en error deben ser «reeducados»… o cancelados.
Un acosador cree que la disidencia de sus opiniones es evidencia de estupidez (quizás incluso enfermedad mental) o malicia («intolerancia»).
No sé si reproducir esto me convierte en crítico o en acusador de los que no piensan como yo. En todo caso, me parece que este conjunto de recomendaciones vienen muy bien, no solo cuando nos sentamos a discutir con otros, sino cuando reflexionamos sobre lo que pensamos o creemos.
Gracias por sus reflexiones, tan necesarias en el momento que vivimos. Me quedo con la frase: «Un crítico reconoce que el otro tiene derecho a su opinión, incluso si, a su juicio, es errónea», ¿cuántas veces queremos hacer valer nuestra opinión como verdad absoluta y utilizamos todos los medios a nuestro alcance para ello? Solo por eso nuestra «razón» ya está perdida.
Un abrazo!
Virginia
https://pequecrece.com
En mi opinión lo llevo al terreno político, nacional e internacional.
Considero que muchos Presidentes o Primeros Ministros y cargos de sus equipos, tanto de Gobiernos de izquierda como de derecha son Acosadores.
Están corrompiendo la democracia.
Gracias por este interesante post Profesor.
Esto me recuerda mucho a lo polarizado que pueden llegar a ser algunas personas bajo un circulo personal que le hace creer que vive en un mundo ideal, esas circunstancias le obligan a desarrollar este tipo de acosos.
El peor acoso es la corrupción. El otro día le «cobraron» a mi sobrino un «extra» para obtener su licencia de conducir aquí en Perú. Una lástima que existan estos acosos