Antonio Vives, a quien ya he citado otras veces en este blog, tiene una interesante aportación (aquí, en inglés) acerca de si es deseable y posible estandarizar los cálculos numéricos sobre la sostenibilidad de las empresas. Su tesis, que comparto, es que esa armonización no es posible ni deseable. O mejor, es posible centrándose en la simplicidad y comparabilidad de las cifras, pero no es deseable cuando nos fijamos en su relevancia y su impacto.
Vives ofrece unos cuantos argumentos sobre esto. Lo que entendemos como sostenibilidad cambia a lo largo del tiempo, de unas empresas, sectores o países a otros y, como es lógico, también de acuerdo con la metodología del que recoge la información, la resume y la cuantifica. Y también de acuerdo con el que recibe la información, sea este un fondo de inversión que quiere fijarse en la sostenibilidad de las empresas en las que invierte, un gobierno que quiere juzgar la calidad de su sector productivo, o un consultor que quiere vender sus servicios.
Vives señala que hay más de 650 empresas dedicadas a hacer ratings de sostenibilidad y más de 500 requisitos nacionales de informes, más de 1.500 índices de renta fija, más de 700 indicadores… ¿Es posible la homogeneización de todo esto?
Leyendo el artículo de Antonio Vives, me venía a la mente una idea que ya he expresado otras veces aquí. Una empresa sostenible, o socialmente responsable, o ética, es una empresa que se ha propuesto serlo y que lucha por conseguirlo. Los ratings están bien, pero no sirven para dirigir, a no ser que el objetivo sea mejorar el rating -lo que algunos llaman «jugar a fútbol mirando al marcador, no al balón». La sostenibilidad es una condición de la buena gestión de una organización, lo que sus directivos tratan de conseguir. El ranking es un indicador de relaciones públicas, no mide la sostenibilidad, sino la reputación. ¿Qué quieres: ser una empresa responsable o una empresa bien considerada?
Pienso que la respuesta lógica es ser ambas cosas a la vez, ya que la responsabilidad en el entorno de la empresa es elemento fundamental para una buena consideración. También es importante mirar tanto al balón para focalizar el rumbo del proyecto como al marcador, para no perder la referencias de los tiempos que se van abordando.
Lo que sí se puede, es saber qué medidas son límite o hasta dónde se pueda llegar con ellas, y por qué. Al balón no se puede dejar de mirarlo porque es allí cuando cambia el marcador (en contra del que mira, por supuesto). Lo importante es «jugar» bien y marcar tantos. Las medidas son un indicador de qué tan bien lo estamos haciendo. Como decía un famoso entrenador: jugamos como nunca y perdimos como siempre! Hay que medir, pero con buenas medidas