Tuve ocasión de participar, hace unos días, en una conversación entre amigos en el ámbito de una institución deportiva, y esto me llevó a interesarme por el tema y aprender nuevas cosas. Por ejemplo, que las organizaciones deportivas tienen un especial impacto social, cosa que ya conocíamos, claro, pero que tiene su interés. Esas organizaciones están particularmente relacionadas con su entorno, que puede ser local, regional, nacional e incluso internacional: empleados y jugadores, representantes, seguidores, comunidad local, ciudadanos, autoridades, supervisores, organizaciones sociales, medios de comunicación y empresas, algunas relacionadas con el ámbito deportivo y otras más o menos distantes de él, pero que tienen interés en esas relaciones, sosteniéndolo, manteniendo relaciones comerciales con él o desarrollando actividades sociales y filantrópicas relacionadas con el deporte.
Las organizaciones deportivas tienen recursos humanos y materiales, desde instalaciones hasta eventos, publicidad, patrocinio, acceso a medios de comunicación, presencia de jugadores y atletas famosos, etc. Recursos que son valiosos, porque dan ventaja competitiva, identidad, admiración y pasión; raros, como el acceso a los medios, e inimitables, porque se basan en la identidad, la admiración y la pasión, como hemos mencionado. El resultado es que las actividades deportivas, o las que se organizan en su ámbito, tienen un particular impacto, porque despiertan pasión e interés, porque tienen una gran influencia en los medios de comunicación y en las redes sociales, porque resultan muy atractivos, especialmente para los jóvenes, porque influyen en los hábitos (salud, estilo de vida), llevan consigo numerosas interacciones sociales, porque difunden valores de una manera atractiva (role models), etc. Una conclusión de ese impacto es la importancia de la transparencia en la gestión de las entidades deportivas, de la que se espera no solo espectáculo y diversión, sino también el fomento del deporte recreativo y de competición, la promoción de la salud, un alto capital social relacional, etc.
Para las empresas de otros sectores interesadas en participar en eventos, publicidad y patrocinio en el deporte, se ofrece imagen de marca y reputación, alcanzar nuevos mercados, oportunidad de alianzas con otras empresas y entidades, desarrollo de programas de inversión en la comunidad, relaciones con autoridades de diverso nivel, oportunidades de voluntariado para su personal, motivación de ese personal, etc.
«El deporte puede cambiar el mundo», decía Nelson Mandela. Y es verdad, aunque a veces sea un motivo de confrontación.