Hablaba hace tiempo con un amigo mío que dirige una fundación y me contaba que le gustaría mucho saber cuán eficiente era la ayuda que la fundación prestaba a la sociedad, pero que no lo sabía. Lo que él medía era el dinero que daba a los beneficiarios, pero no el impacto que ese dinero tenía en ellos y en los fines que la fundación se había propuesto atender. No es un problema nuevo, ni voy a resolverlo aquí y ahora, pero sí que me gustaría hacer algunas reflexiones sobre el tema.
Las fundaciones suelen recibir dinero de una o varias o muchas fuentes, y lo canalizan hacia unos beneficiarios que pueden ser también muchos o pocos, con unos objetivos trazados por los patronos de la fundación. Como a mi amigo, a todos les gustaría conocer su impacto y utilizar ese conocimiento para desarrollar mejor su tarea. Pero es muy difícil.
A menudo la fundación trabaja en varias áreas; sus programas y sus beneficiarios cambian en el tiempo; sus objetivos no suelen concretarse en resultados cuantificables, y suelen ser objetivos a largo plazo, de modo que seguir el rastro del dinero hasta llegar a la necesidad satisfecha es muy complicado. Asimismo, muchas fundaciones carecen de recursos humanos para conseguir esa información, y se limitan a contabilizar el dinero que entregan, y a leer los informes, más o menos creíbles, que les envían sus beneficiarios -si es que se los envían; o visitar a los beneficiarios y escuchar lo que les cuentan. Asimismo, reciben información de otras fundaciones, pero esta información suele ser tan ocasional y, a menudo, poco relevante como la que ellos tienen. Y suele ser información ligada a la transparencia, no a la revisión de los objetivos y estrategias.
El problema ya está presentado. Otro día trataremos de darle respuesta.
También podría ser una forma de blanqueo de dinero? o crear beneficiarios pantalla?
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Como digo en mi libro de La Constante, profesor; las distribuciones estadísticas para estados “ligados” siguen la curva de Fermi, mientras que las de estados “libres” siguen la de Boltzmann. Para el caso de un estado social posible como es el caso de una pareja macho-hembra que puede tener descendencia (que me disculpen los heterofóbicos) el costo social de dicho estado posible -la descendencia directa- es la 15ª parte del costo de la de Boltzmann. Es decir, que la sociedad tiene que pagar 15 veces por un estado “forzado” que por uno “natural”. Saludos cordiales y gracias por estar continuamente inspirándonos