La generosidad es una virtud importante. Me parece que es más frecuente de lo que parece, aunque no todo lo que parece generosidad lo es. No consiste solo en dar. Como toda virtud social, tiene una dimensión interna y otra externa: cuando damos algo, lo que pensamos y lo que nos mueve a dar es relevante. Como toda virtud, la generosidad admite «más» y «menos».
El generoso da algo que valora: su dinero, su tiempo, sus cosas… Cosas que son escasas y, por tanto, valiosas. Es más generoso el que da algo que le hace mucha falta que el que da lo que le sobra. Es lo que aparece en la escena del Evangelio en la que Jesús llama la atención de sus discípulos sobre la generosidad de una anciana viuda que da como limosna unos céntimos, que son lo único que tiene, a diferencia de los ricos, que dan mucho, pero de lo que les sobra… A veces dar una sonrisa cuando uno lo está pasando mal, o la disposición de ayudar a alguien que lo necesita cuando uno mismo está agobiado por su trabajo, son un acto de generosidad.
Luego la intención es importante. ¿Por qué doy? ¿Porque me obligan a ello? ¿Por quedar bien, por el qué dirán, por el reconocimiento de los demás? Desde fuera podemos juzgar si una acción es generosa o no, pero donde de verdad se aprecia esto es en la conciencia del que da. Claro que los motivos humanos son siempre complejos: buscamos muchas cosas, algunas altruistas y generosas, otras más bien egoístas… Por eso decía antes que hay acciones más generosas y otras menos: nuestro juicio puede estar equivocado. Conozco a una familia que, el día de Reyes, cuando se hacen regalos en la familia, proponen a sus hijos renunciar a uno de los regalos, un juguete, para llevarlo aquella misma tarde a una institución de caridad. Claro que les cuesta. Pero aprenden a dar. ¿Porque les obligan los padres? Bueno, esto puede formar parte del aprendizaje de las virtudes…
Generoso es el que da más allá del cumplimiento del deber. Por eso un servicio prestado con amabilidad y una sonrisa puede ser un acto de generosidad, aunque esté compensado por el pago de una cantidad establecida, pago que no incluye aquellos «extras» que no figuran en el contrato.
Todo esto no es sino una excusa para desearos a todos una feliz Navidad y un año nuevo lleno de alegrías. De verdad.
Pues esa excusa es muy bonita querido Profesor.
Muy feliz Navidad, con una gran sonrisa para usted, que siempre está junto a nosotros…eso es Generosidad y mi mejor regalo en estas Fiestas.
Gracias de corazón !
Marta