El mundo está cambiando, ya lo sabemos. Hoy me fijaré en los problemas éticos de la deuda, tomando como referencia la deuda de las personas o de las familias. Hace no muchos años el problema se centraba, primero, en la asimetría de información: el deudor conoce su situación mejor que el acreedor, de modo que puede abusar de este. Y segundo, en la posible dureza del acreedor que, en definitiva, tiene un poder mayor a la hora, por ejemplo, de echar de su casa a un deudor que no paga o de obligarle, de malos modos, a cumplir con sus deberes, aunque no le sea posible.
Pero hoy se ha complicado la cosa, por la «datificación» de los préstamos: el acreedor tiene acceso a una amplia información, a través de los algoritmos basados en amplias bases de datos, sobre los deudores en general, que le permite identificar mejor las capacidades de un deudor concreto. Detrás de esto hay problemas de intimidad, identidad y dignidad del deudor, cuyos datos se mercantilizan, restando su capacidad de «elegir» su identidad, porque cada vez más es el algoritmo el que pone al deudor dentro de una categoría, lo que determina la concesión o no del préstamo.
Una variante de esto es que el deudor puede ser objeto de abuso, por ejemplo por ofertas desfavorables de crédito o por prácticas agresivas para cobrar la deuda. Y si el algoritmo está sesgado, como ocurre a menudo, puede ser objeto de discriminación por razón del sexo, raza u otra característica injusta.
En sentido contrario, los algoritmos, si se usan adecuadamente, pueden llevar a evaluaciones más exactas y mejorar el acceso al crédito. Por ejemplo, personas «invisibles» para un banco, porque no tienen actividad financiera regular, pueden ser mejor identificadas como candidatos a un crédito (por ejemplo, personas que, por su ubicación nunca han tenido una cuenta corriente bancaria).
Bueno, esto no es sino una variante más de los problemas éticos de los algoritmos.
Ojalá los políticos, los medios de comunicación y sus lugares de culto animaran a la gente de todo el mundo a ver el endeudamiento en términos morales además de económicos.