Otra vez el amor en la empresa (I)

«Vaya. Antonio debe estar haciéndose viejo. ¿A quién se le ocurre interesarse por el amor en la empresa?». Pues tenéis razón. Pero tengo una coartada: me pidieron que diera una conferencia a final de este mes en Madrid, en la XXIX Conferencia de EBEN (European Business Ethics Network) España, y he tomado ese tema, recordando que hace años presenté en otra conferencia de la misma asociación un primer papel sobre el amor en la empresa.

¿Y qué voy a decir esta vez? Intentaré bajar el terreno práctico: ¿qué debe hacer una empresa que quiera que se desarrolle dentro de ella una cultura del amor?

Claro que hay una pregunta previa: ¿es posible una cultura del amor (no eros,  no erótico) en la empresa? Y, ¿es necesaria? Mi respuesta: sí, es posible. En todas las relaciones humanas surge la posibilidad del amor de benevolencia, también en las organizaciones económicas. Hay varias formas de amor. Lo que se llama amor-necesidad: quiero lo que me gusta, lo que me viene bien, lo que necesito. Y en la empresa necesito el sueldo, que me traten bien, que me aprecien, que pueda hacer amigos… Pero no es de amor-necesidad de lo que hablamos ahora, sino del amor como virtud.

También hay varias formas de amor-virtud, de amor de benevolencia que, como su nombre indica, consiste en querer (y hacer) el bien para el otro. Una forma elemental es el afecto, la simpatía. Ha llegado un nuevo empleado a la empresa. Me cae mal, pero le sonrío y la pongo buena cara. Me voy acostumbrando, con el tiempo. Ya me cae mejor. Me dicen que se ha puesto enfermo y me sabe mal: he empezado a quererle con el amor-afecto.

Otra forma es la camaradería: quiero, más o menos, a aquellos con quienes comparto algo, un lugar de procedencia, una profesión, unos gustos… un lugar de trabajo que compartimos.

La siguiente es el amor de benevolencia: quiero el bien para las personas a las que quiero, y lo practico. Como es lógico, hay muchos grados de este tipo de amor. Una forma avanzada es la amistad: compartimos proyectos en común, hay cosas que nos gustan a los dos, estamos dispuestos a hacer sacrificios, más o menos grandes, por nuestros amigos… Suele decirse que los amigos no se miran uno al otro, sino que ambos miran hacia adelante, hacia un proyecto compartido. También encontramos formas avanzadas de amistad en la empresa…

Bueno, seguiremos otro día; ahora ya tenemos encarrilado el tema.

4 thoughts on “Otra vez el amor en la empresa (I)

  1. Estimado Profesor,

    Sonrío pensando que usted nunca será viejo. Además es guapo! Porque las personas capaces de compartir un tema de esta categoría intelectual son imponentes, y usted lo es.

    Tengo poco que añadir a este artículo, tan sólo animarle al siguiente, con su eterna juventud para instruirnos a todos y darnos lecciones no sólo de Etica RSC, ASG/ESG etc.
    También de Amor, en la empresa y por qué no aplicable a otros ámbitos, ( yo lo intento).

    Como siempre agradecida, y esta vez touché.

  2. Estimado profesor,
    Si alguien le ha preguntado «¿A quién se le ocurre interesarse por el amor en la empresa?», creo que no ha entendido absolutamente nada de lo que vd. nos ha estado enseñando durante muchos años. La responsabilidad social y ética de la empresa, si es sincera y no se trata de una mera imágen, es absolutamente amor. Es la afección hacia los demás. Como vd. dice, es el amor-virtud. Que no necesita ser dividido en «grados». El amor es un todo, y, si queremos ponerle un subtítulo que lo resuma, podríamos decir que el amor es «la mirada atenta» a los demás (J.M.Esquirol).
    Y la RSC, ¿no es el gozo inmenso de tener el amor dentro de la empresa?
    Saludos

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