Sigo con el hilo de una conferencia que daré dentro de unos días en Madrid, en una sesión de EBEN-España, sobre cómo se puede fomentar la cultura del amor en la empresa, una vez llegado a la conclusión, como expuse hace unos días, de que el amor se puede vivir en la empresa, y se debe vivir, como virtud que es.
El amor es una virtud, es decir, un hábito estable, no un sentimiento o una emoción… aunque tiene una clara dimensión emocional. Esto es importante, porque habitualmente el amor entra por la vía emocional: me gusta esta persona, me cae bien… Pero luego hay que desarrollar el hábito, lo que se consigue con la repetición de actos. Hay que relacionarse con la persona a la que se ama o a la que se empieza a amar. Aunque también puede haber amor cuando no se tiene trato con esa persona, como un buen trabajador que hace las cosas bien porque desea que su cliente, a quien no conoce, disfrute del bien que ella le proporciona.
Eso significa que el amor como virtud tiene un componente racional: me doy cuenta de que lo que esa persona necesita es esto, porque me doy cuenta de que esto es bueno para ella hoy y ahora, y le deseo eso que es bueno, y hago lo posible para que lo disfrute. Lo que es bueno para ella, no en abstracto, sino en lo concreto.
El amor me motiva, me mueve a actuar. Y actúo: la virtud es eficiente, consigue lo que pretendo. Puedo estar equivocado en lo que es bueno para esa persona, pero como yo busco lo que es bueno para ella, yo le quiero, mi amor se pone en práctica, se desarrolla, y empieza a crecer. Luego, las relaciones futuras lo irán desarrollando. O no, porque nunca pueda estar seguro de que conseguiré amarle intensamente. Pero las emociones que siento me ayudarán a ello.
Bueno, ya estamos en las puertas de lo que vamos a recomendar para que se viva el amor en la empresa. Seguiremos otro día.
Estimado Profesor,
Comienzo con esta frase de Victor Frankl:
“La comunidad que tiende a la creación y la actividad humanas, es lo que confiere un sentido existencial a la singularidad y peculiaridad de la vida de la persona.El amor es la vivencia de otro ser humano, en todo lo que su vida tiene de peculiar y singular”.
Una cita que engloba un todo sobre el Amor.
Según el neurocientífico Joaquim Fuster, el Alma está en el cerebro. Como ya sabemos razón y emoción caminan unidas por lo que en el ámbito de la empresa cada persona es única, tiene vivencias propias, memorias diferentes pero aunque no seamos iguales hay algo que nos une: La Confianza.
Sin confianza no hay progreso. Ni en la empresa, ni en la sociedad, ni en la política, ni en familia…
Y todo ello nos lleva al Amor en la empresa, porque el amor sienta sus pilares en una relación de confianza en el otro. Se debe intentar un esfuerzo de corresponsabilidad. Una y otra vez, en el organigrama vertical y horizontal.
Creo que los resultados pueden ser positivos, pero siempre hay alguien que debe dar el primer paso.
Y estoy entrando en el Liderazgo del Amor?
Gracias y hasta el próximo artículo.
Creo que coincido contigo en que para amar primero hay que vivir, pero para vivir hay un AMOR previo