La virtud de la honestidad no es de las que tiene más aprecio en el mundo de los negocios. Pero es importante, sobre todo si consideramos las consecuencias que, para la confianza dentro de la empresa y de la empresa con su entorno, tiene que las personas seamos honestas. En concreto, la honestidad lleva a conductas sanas, organizaciones sólidas y sociedades decentes.
La honestidad es la virtud que nos lleva a pensar, sentir y actuar de forma honesta, es decir, no distorsionando intencionadamente los hechos tal como los vemos, tanto en el juicio como en la acción. Este «los vemos» indica que hay un componente subjetivo en la honestidad, pero que es relevante: si yo, probablemente confundido, creo que hoy es martes y así lo afirmo, aunque esto pueda dañar a otra persona no es un acto deshonesto, porque afirmo las cosas como las veo. Es lo contrario a mentir, faltar a las promesas, engañar, ser hipócrita, etc. En todo caso, la intención es importante: decir la verdad no es un acto de honestidad si se hace para caer bien a los otros, evitar un castigo o asegurar un premio. Las consecuencias externas de esta acción pueden ser buenas, pero la persona que actúa de esta manera no mejora como tal persona, su virtud no se desarrolla.
La honestidad va ligada a otras virtudes, de modo que desarrollar estas puede ser un medio para ganar en honestidad. Si una persona quiere a otra, no le dirá mentiras (aunque parezca que esto es lo que esa persona desea); si uno trata de ser justo, es decir, de dar a cada uno lo que se le debe, no le dará engaños o mentiras; si uno piensa que tiene el deber decir la verdad no dirá mentiras…
Otra manera de fomentar la honestidad es evitar los incentivos y las reglas que facilitan el engaño, la mentira o la hipocresía. También sirve el buen ejemplo: si nuestro jefe es una persona honesta, nos veremos impulsados a serlo también nosotros. Y otra puede ser recordar con frecuencia la importancia de la honestidad; esto es, por ejemplo, lo que puede conseguirse con la inclusión en un código ético corporativo de la norma de evitar siempre toda forma de deshonestidad.
Virtudes como la honestidad, compromiso, dedicación, están depreciadas en las empresas.
Se podrían mejorar a través del desarrollo de habilidades de comunicación entre compañeros, aprender a escuchar y sobre todo respetar las decisiones de los demás.
La falta de respeto, de interés, la hostilidad y recelo en los equipos de trabajo son un problema en el que hay que trabajar y profundizar especialmente desde la pandemia, con incremento del teletrabajo, donde se ha perdido el contacto social.
La virtud de la honestidad es fundamental en las organizaciones, pero no es suficiente un código escrito (aunque debe incluirse).
Es muy importante practicar el ejemplo de la Etica de los directivos, de forma trasparente, con todos los stakeholders.
Gracias Profesor.
También puede pasar que no hay peor ciego que el que no quiere ver y, el que afirma algo está equivocado porque no quiere saber más que lo que «todo el mundo» sabe. Y aquí coincido con Russel en que aunque 3 millones digan una estupidez, sigue siendo una estupidez. Pero también coincido con el que dijo que a veces uno es príncipe- pero nadie lo sabía- y tuvo que sacar un pez, abrirle la boca, y así pagó por Él y su amigo