Hay que contar con los empleados. Esto no es asamblearismo. Es sentido común y buen gobierno. Está bien preocuparse de sus necesidades materiales (ambiente del lugar de trabajo, seguridad, un mínimo de comodidades), pero hay que darles la posibilidad de realizarse en su trabajo, de ser reconocidos por ello. La participación de los trabajadores en la marcha de la empresa es una de las responsabilidades sociales, dentro de la S de ASG (medioambiente, social y gobernanza). Y, por tanto, afecta a todos, desde el consejo de administración hasta los capataces y jefes de equipo.
Un aspecto importante es la organización de su propio trabajo: escucharles (lo que suele significar, primero, preguntarles) sobre la secuencia de tareas, la organización del trabajo, los ritmos de trabajo, los criterios de calidad del trabajo (desde el punto de vista no solo de la empresa, sino también del cliente), el cuidado del medioambiente… lo que quieran decirnos.
La comunicación es otra ocasión para participar: suele ser abundante la comunicación desde arriba, pero no tanto la de abajo. Hay que hablar del futuro de la organización, de las oportunidades de empleo que se van a abrir, de los retos y dificultades que se están presentando…
Todo esto se ha de dar, sobre todo, en el lugar de trabajo, en el pequeño equipo… no desde la dirección general y la de recursos humanos, o no solo desde esos entes lejanos. El objetivo, en última instancia, es instaurar una cultura de confianza entre todos los actores y a todos los niveles.
Como siempre, acertado en los argumentos.
Bravo profesor, en un breve artículo ha sido capaz de expresar las necesidades básicas para reconocer la labor del personal de una empresa.
Permítame destacar estos dos párrafos:
la posibilidad de realizarse en su trabajo, de ser reconocidos por ello. La participación de los trabajadores en la marcha de la empresa es una de las responsabilidades sociales, dentro de la S de ASG (medioambiente, social y gobernanza). Y, por tanto, afecta a todos, desde el consejo de administración hasta los capataces y jefes de equipo.
La comunicación es otra ocasión para participar: suele ser abundante la comunicación desde arriba, pero no tanto la de abajo. Hay que hablar del futuro de la organización, de las oportunidades de empleo que se van a abrir, de los retos y dificultades que se están presentando…
El primero, con el sentido de pertenecia y de «que algo merezca la pena», de realización, de que el trabajo realizado es bueno y , aunque sea mejorable, es necesario reconocerlo como positivo.
El segundo, con la comunicación… lamentablemente parece muchas veces que comunicación es inundar con noticias abundantes pero carentes de trascendencia en el trabajo diario, la labor diaria, la organización, el futuro cercano, medio o largo. Cierto que es difícil comunicar bien, pero tambien creo que lo es comunicar con unos mínimos de información siemrpe y cuando se tenga en cuenta a los entes involucrados. Personalmente creo que es una asignatura desgraciadamente pendiente en la gran mayoría de empresas, al menos en las que tengo conocimiento. Y muchas veces destacan para bien las pequeñas por el grado de cercanía en la información, algo que aquellas que aspiran a crecer muchas veces pierden, llegando a crear monstruos de tercera persona en la que se llega a hablar de la empresa como el «sistema», como por ejempo: «la empresa quiere crecer». No, personalmente me niego a esa falta de aceptación de la responsabilidad por parte de los equipos directivos que toman esas decisiones. El futuro de la empresa debería estar dirigido por la dirección (perdón por la redundacia que puede sonar estúpida), pero siempre con un actor importante: los empleados, como bien indica usted, profesor.
CONFIANZA. Disculpe que lo escriba con mayúsculas, pero es una de las bases de cualquier relación. La cultura de la confianza tiene que ser pilar de los caminos hacia la prosperidad y el bien común, dentro de la empresa, y dentro de la sociedad.
Otra forma de pensar la veo más cercana a la despersonalización de la persona trabajadora, o llevado al extremo, al esclavismo.
Gracias Profesor.
Ojalá fuese punto de referencia en aquellas personas con capacidad de decisión en las empresas, que pudiesen ver más allá de su egoísmo y avaricia.