A menudo nos parece que ser optimista no es algo que podamos conseguir por nuestro esfuerzo, sino que viene dado por nuestro carácter o nuestra personalidad. Hay algo de verdad en ello, pero no todo: también se puede aprender a ser optimista. Y esto siempre es bueno en ese lugar de relaciones importantes como es la empresa.
Hace unos años descubrí un Cuaderno de Empresa y Humanismo en el que Iñaki Vélaz Rivas trataba del optimismo, y saqué algunas ideas que nos pueden ayudar a mejorar en nuestro optimismo en el trabajo.
Una es alimentar los pensamientos positivos que nos ponen de buen humor. Por ejemplo, no empieces el día leyendo el apartado de política de la prensa (es un decir, claro). Mírate en el espejo al salir de casa, mira la cara que pones, sonríe y lánzate a tu jornada laboral. Cuando llegues, empieza saludando a todos, también a los que te caen mal (si los hay, que mejor que no los haya), dando las gracias, tranquilizando a tus colegas… Es un ejercicio, a veces difícil, pero muy interesante.
Otro consejo: Párate a pensar en lo que haces en tu trabajo. Reflexiona sobre lo que te gusta en él y por qué. Valora lo que has aprendido cada día en tu trabajo: un ejercicio, para el que rara vez tenemos tiempo, pero muy útil. Descubre el servicio que prestas en tu trabajo: a quién has beneficiado hoy con tus decisiones, cómo has contribuido al propósito o misión de la empresa. Piensa en tus compañeros, en tus clientes, en la sociedad en general.
Acepta las dificultades con espíritu deportivo: lo que te toca hacer ahora no es lo que más te gusta, pero… hay que hacerlo. O sea, pon buena cara, lánzate, ilusiónate con los resultados que esperas…
Alimenta la mentalidad del aprendiz, siempre con ganas de mejorar, de crecer. Sé curioso en las cosas de tu trabajo (que no significa que te metas donde no te llaman), presta atención a lo que pasa a tu alrededor, no te quedes encerrado en tu torre de marfil.
Rodéate de optimistas, si es posible, porque el optimismo es contagioso. Procura aprender de tus compañeros de trabajo: todos saben cosas, o saben hacer cosas, que tú no sabes, y que te pueden ser útiles.